No tenían claqueta, ni silla de director, ni steadycam ni megáfono para dar instrucciones, pero ayer ocho amigos de entre 20 y 30 años y vecinos de Alicante se metieron por primera vez en el plató número 2 de Ciudad de la Luz para sentirse como Coppola o Bigas Luna -directores que han rodado en estos estudios- y grabar una historia de elaboración propia en decorados de película. Fueron los primeros en apuntarse a la iniciativa de Aguamarga, la empresa que explota los estudios de cine alicantinos, que permite a particulares filmar sus proyectos audiovisuales en uno de sus sets de rodaje durante dos horas y a cambio de 20 euros por persona, una fórmula para rentabilizar los platós ahora vacíos y dar a conocer al público las instalaciones.

"Queríamos ver cómo era la experiencia de rodar en un plató real", explica Antonia Simón, que trabaja de monitora en un colegio y que ayer participó en la película, sin título ni guión escrito, que realizaron entre ocho aficionados al teatro. "Antes habíamos hecho algo en plan muy casero, pero conocíamos a gente que trabajaba aquí que nos comentó la idea y para nosotros está muy bien. Hemos visto la oportunidad y estamos muy contentos. Sólo por lo que estamos disfrutando, merece la pena", añade Antonia, vestida de sirvienta.

El argumento de la historia gira en torno a un matrimonio en el que la esposa muere y el marido se vuelve a casar con otra mujer y, como venganza, la fallecida se aparece a la nueva pareja en el mundo de los vivos.

Paco, Mari Carmen y Noelia conforman el triángulo protagonista, que interpreta a las órdenes de Iván Pascual, maquillador profesional en el papel de director con una cámara de fotos digital como único equipo. Con el misterio que envuelve a la historia, han elegido rodar en decorados de época, una casa antigua con una habitación llena de manuscritos y velas y otra especie de monasterio de monjes que alberga una cueva.

"Vimos el decorado, nos gustó y hemos venido por hobby, por pasar un día distinto y la verdad es que nos lo hemos pasado pipa", señala Iván al final de una toma en la que una de las actrices se tropieza al bajar las escaleras. El padre de uno de ellos, Paco Hernández, agradece que "nos lo han puesto muy fácil para estar aquí" y a todos el precio de entrada les parece muy razonable.

El maquillaje y el vestuario lo han llevado ellos, también un foco de luces, aunque Aguamarga prevé facilitar una máquina de humo e instalar un croma para que los usuarios inserten el fondo que quieran para sus escenas. El interior de un barco, de una casa o de una iglesia son otros de los decorados disponibles, que se han utilizado en algunas producciones pero que se han modificado para que no se asocien directamente con películas rodadas allí.

Los ciudadanos deben firmar antes de entrar un compromiso de no difusión pública de las imágenes -es decir, no se pueden siquiera subir a Youtube- pero en el caso de gente que quiera rodar un cortometraje profesional y exhibirlo en algún certamen se eliminarán los decorados, señalaron desde Aguamarga.

Ayer, otro grupo de aficionados al cine acudió también al complejo a informarse para reservar un plató. "Hemos venido a verlos y nos han gustado mucho. No tenemos nada aún, pero algunos decorados nos pueden inspirar ideas para hacer algún proyecto", apunta Gabriela Amorós, que considera "francamente interesante" que los ciudadanos "tengan la posibilidad de estar aquí en platós profesionales" y añade que "el precio nos parece simbólico, está muy bien".

Hasta el momento, ocho grupos de personas han reservado ya su tiempo en un plató, pero las llamadas reclamando información siguen siendo numerosas, apuntaron desde Aguamarga.

Los estudios, ahora vacíos, esperan dos producciones en otoño

La directora de Aguamarga, Amparo Castellano, señaló ayer que, aunque los estudios no albergan ningún rodaje ahora, prevén hacerlo en breve con dos producciones para este otoño: una película y la serie sobre el capitán Alatriste, de DLO, que trabajaría un año allí. Confirmó que el productor de Braveheart, Tom Sanders, se ha interesado por rodar allí "pero también ha preguntado qué ayudas se dan en España y ahora no hay". También indicó que la película Grand Piano, del director de Castalla Evarist Mira, se ha ido finalmente a rodar a Barcelona "por cien mil euros". Aguamarga mantiene un litigio por el dinero que le adeuda la Generalitat, que no descarta vender las instalaciones -que arrastran una deuda de 160 millones- y a la que la UE reclama los 265 millones invertidos allí. A. P.