¿Por qué eligió Alicante para el estreno nacional de "Conversaciones con mamá"?

Porque es uno de los teatros idóneos para rematar un montaje. Para este estreno nacional necesitábamos unas condiciones técnicas de primera y éstas, tanto por el teatro com o por el personal, lo son. Y, además, el Teatro Principal de Alicante tiene una platea, unos aficionados abonados al teatro importantísimos.

¿Cómo surgió adaptar esta obra de la película argentina?

Tenía conocimiento de la película hace mucho tiempo porque uno de los actores, Ulises Dumont, era amigo mío, y no existía adaptación al teatro. Un día, grabando Cuéntame, María Galiana y yo pensamos en buscar una función de teatro que pudiéramos hacer los dos, porque ya habíamos trabajado en cine y en televisión pero no en teatro, y llegó una adaptación que había hecho Jordi Galcerán (El método Grönholm) y la verdad es que me gustó más incluso que la película: era más bonita, más divertida, más tierna. Galcerán es Galcerán y siempre consigue eso.

¿No se equivocará y llamará a María Galiana Herminia, su personaje en Cuéntame?

No, qué va, en absoluto (ríe). Fíjate que María y yo llevamos mucho tiempo trabajando juntos en Cuéntame, aunque rara vez coinciden nuestros personajes en escena, realmente sólo en un puñadito de todos los capítulos que hemos grabado. Además, aquí le llamo mamá.

Dice María Galiana que es usted muy disciplinado y puntual y del que aprende mucho, que ella tiene poca experiencia..

¡Qué va! Es verdad que ella llegó ya tarde a esto y lleva diez o quince años y yo 35, pero a María no le falta experiencia, sino que le sobra, y es cierto que nos une el rigor, la puntualidad, la disciplina... Nos gusta.

Es la segunda vez que dirige, ¿qué le atrae de estar al frente?

Tener la responsabilidad de dirigir un equipo y saber escuchar a todo el mundo. Dirigir a esa pequeña orquesta es muy excitante.

¿Es fácil dirigir e interpretar a la vez o lo difícil es hacer teatro?

Un amigo dice que hacer esto en el teatro, o es muy fácil o es imposible. No es tanto la dificultad como la sensibilidad. Una manera de afrontarlo es teniendo confianza en el equipo que tienes y que haya compenetración. Yo me siento vigilado, protegido y apoyado por el resto. Además, es una obra de dos actores, no tiene tanta complicación como una gran producción.

Interpreta a un hombre sin trabajo, con hipoteca y problemas económicos. Sólo le faltaba haber invertido en preferentes...

En este caso, no, pero la situación que vive el personaje es una carga para afrontar la nueva situación que le toca vivir. La adaptación ya se acerca a los tiempos que corren y yo la he acercado un poco más aún porque los acontecimientos corren muchísimo y no solo se habla del paro, sino de la dependencia de las familias. Sin olvidar que lo que hacemos es una comedia romántica, de lo que ocurre entre una madre y un hijo a la hora de comer y de la comicidad entre ellos. No es una obra de denuncia social, aunque la tenga, y sí hace una reflexión al espectador sobre cómo tratamos a los mayores, que deberían estar descansando y ahora son el motor de las familias.

Aunque la historia es de 2004, parece bastante actual. ¿Cómo cree que acabaremos?

Me preocupa mucho la crisis económica, pero más la crisis de confianza en los políticos, eso es enormemente peligroso. Y la responsabilidad no es sólo de los políticos, sino también de los ciudadanos. Tenemos que ver nuestro comportamiento en los últimos años y adaptarnos a una realidad que no ha aguantado.

¿Qué opina del escrache?

Que no es agradable ni para el que lo hace ni para el que lo recibe pero ¿qué hay que hacer? ¿ser bien educados y protestar bajito? Eso, a alguien que lo pierde todo, no le dice nada. En situaciones límite hay respuestas límite y andar manipulando esto con lo que ocurre en la calle es ridículo.

¿Permitimos demasiado a los políticos?

No sé, también es verdad que es muy grave acabar con la confianza en la política porque si nos cargamos la política surgen movimientos que tienen que ver más con la dictadura. Nos ha costado mucho construir la democracia y no creo que sea destruible. Yo espero que en las próximas elecciones algún partido concite mi capacidad de voto.

¿Su interés por la cocina viene de Un país para comérselo?

No, de antes. Yo vivo casi siempre fuera de Madrid y una de las mejores maneras de explicar la realidad de un país es la gastronomía, que es algo más que comer y beber; también es raíz, evolución, tradición...

Conoce bien la gastronomía alicantina. ¿Qué nota le pone?

¡Altísima! Es una maravilla. El punto medio de la cocina de Alicante siempre me ha parecido espectacular.