El Cineclub Luis Buñuel hace realidad una ilusión: tener recopilada su historia en un libro, «La pantalla infatigable» (40 años del Cineclub Luis Buñuel en Elche), que ha elaborado José F. Cámara Sempere, y que se presenta esta tarde, a las 20 horas, en la Fundación Radio Elche, que ha colaborado en la edición del ejemplar. El acto será presentado por Antonio Dopazo, crítico de INFORMACIÓN.

José F. Cámara destacó ayer que «para enfrentarme a este libro me ha movido la misma intención que al escritor italiano Claudio Magris le impulsa escribir para construir una pequeña arca de Noé. He pretendido darle amparo a aquellos personajes que guarda la memoria de este Cineclub antes de que el diluvio arrase con los logros culturales alcanzados en una ciudad como Elche en las últimas décadas».

Y es que, confiesa el autor, «este libro es la narración de una historia concreta y es, a la vez, el retrato de un mundo cultural muy particular, al que no ha sido ajeno esta longeva asociación ilicitana».

De hecho, el libro comienza con una indagación de los cineclubs pioneros que, desde la mitad del siglo XX, tuvieron una actividad constante en la ciudad hasta desembocar en el Cineclub, en el que Cámara aborda las épocas de éxito y mantenimiento con las de incerteza y crisis.

Cámara apuntó que «el Cineclub es un ejemplo, en palabras del autor del prólogo, el cineasta valenciano Sigfrid Monleón, de transmisión de la pasión por el arte cinematográfico ante las nuevas y profundas mutaciones que sacuden el cine y que, a pesar de ello o de la desaparición de las salas tradicionales (Avenida, Ideal, Alcázar, Capitolio), no han podido detener al infatigable Cineclub».

El libro se completa con un extenso testimonio gráfico de carteles y programas de mano del Cineclub, así como del listado de películas ofrecidas durante 4 décadas, casi 1.500 películas. Ese listado, apuntó Cámara, «es el reflejo de una larga historia plagada de éxitos pero también de sinsabores, de piedras a lo largo del camino que, a partir de los sustentos financieros imprescindibles, los sucesivos directivos elegidos estatutariamente han sabido sortear para proyectar aquellas películas que encendieran en sus socios la antigua luz que avivara su condición de espectadores de cine, supervivientes en muchos casos gracias a la pantalla del Cineclub Luis Buñuel».