El respeto a la tradición camina de puntillas y de tacón, según sea necesario, por los escenarios que pisa el Ballet Nacional de España, conviviendo de forma natural y amistosa con la vanguardia y los nuevos lenguajes. Ambos estilos se desenvuelven como pez en el agua bajo el arte de esta agrupación que dirige Antonio Najarro desde septiembre de 2011 y que hoy (también mañana) llega al Teatro Principal de Alicante para presentar sus dos últimas creaciones, Zaguán y Alento.

Flamenco y vanguardia -por este orden- en un espectáculo que busca, por un lado, recuperar a un público que se alejó de la danza española y, por otro, ganar al más joven. «Para volver a seducirlo», al primero, y «para hacerle descubrir la tradición», al segundo, afirmó ayer el director de la compañía en el Principal.

Zaguán recoge el sello personal de coreógrafos como La Lupi, Marco Flores, Mercedes Ruiz y Blanca del Rey, que deja su visión flamenca en Soleá del mantón. Todo con música de Jesús Torres. «Hemos creado una suite flamenca adaptada al nuevo lenguaje del flamenco, a la nueva estética y al vanguardismo, pero teniendo un gran respeto a las raíces, porque esa base nunca se debe perder».

Con «Alento», un salto a los nuevos lenguajes, a los caminos por explorar de la danza, de la mano del propio Najarro, que recoge a modo de espejo su esencia como coreógrafo desarrollada en los 9 años en los que trabajó con su propia compañía. «Me he arriesgado a crear lo que realmente me define como coreógrafo con un trabajo muy personal, con mi sello propio». Tango, blues, jazz... «una fusión de géneros con un gran respeto a todos ellos» y con música de Fernando Egozcue.

Najarro dice que reúne los mejores momentos de los cuatro espectáculos montados en su compañía. «En el 80 por ciento de los casos, el público no sabía que iba a ver bailarines vestidos de cuero o con plumas, pero la acogida ha sido impresionante». El que no se lanza a por lo que cree, pues no llega. Así lo piensa el bailarín y coreógrafo madrileño. «Siempre he sido un artista que apuesta por el riesgo», porque si no, «no se crece». Admite la crítica «constructiva» y se congratula de haber conseguido ganar «un público nuevo», porque cuando ve calidad «la gente lo acepta todo bien». «Lo difícil es tener un elenco de calidad que sea capaz de defender estilos tan diferentes», afirma.

Como prueba, el público de Japón, Estados Unidos o China que ha quedado rendido ante el trabajo de estos cuarenta bailarines y su director. «Es impresionante ver el respeto y el conocimiento que tienen en esos países de la danza española... nos dedican programas en horario de máxima audiencia. Incluso en Francia, France 3 nos hizo un documental de 55 minutos». Algo que aquí, en España, no se ha hecho.

«Aquí falta mucha más programación de danza española. Es la pescadilla que se muerde la cola. Para un teatro es difícil programar si no se sabe si se va a llenar el teatro. Hay bailarines fabulosos en todas las disciplinas de la danza, pero hay que tener en cuenta que la danza española solo se da en nuestro país y los bailarines solo pueden desarrollar su carrera aquí».

En este sentido, Najarro afirma que en la actualidad en España «hay creadores con un talento magnífico, la danza española es absolutamente rica, con propuestas muy diferentes y el nivel de creación e interpretación es altísimo».

Para el futuro cercano, el Ballet Nacional de España se va de gira por China en febrero. Y para la próxima temporada, homenaje a Antonio El Bailarín.