Veteranos revitalizados, Sex Museum son los protagonistas de uno de los conciertos más atractivos que se puede disfrutar este fin de semana en la provincia. La cita tendrá lugar esta noche, a partir de las 22 horas, en la alicantina sala Stereo. «Vamos a ofrecer una mezcla de grandes éxitos con viejos temas favoritos. Son versiones que nos gustan, que han sido importantes en la historia del grupo y que reflejan nuestro espíritu y nuestros gustos musicales», anticipa Fernando Pardo, guitarrista de la formación madrileña.

«Sí, tiene sentido dedicarte a una forma de arte tan bastarda y subterránea», interpela el músico en un momento de la conversación, que vira por derroteros filosóficos y espirituales. «Me siento orgulloso, hemos conseguido que permanezca el espíritu juvenil, adolescente. El hecho de que cantante, organista y guitarrista seamos familia también ayuda a mantener un vínculo duradero», destaca a la hora de explicar las claves que han llevado a Sex Museum a mantenerse 30 años en los escenarios.

¿Cómo recuerda los orígenes? «Empezamos como una pandilla mod, conseguimos una segunda familia en la calle. Era algo muy naíf e infantil. Encontramos fuerza en la unidad. Sex Museum empezó así. Las primeras formaciones estaban alimentadas por gente salida de la escena mod de los barrios madrileños. Con el tiempo hemos mantenido ese espíritu nómada, tendente a la aventura. Los nuevos miembros han añadido gotas de la realidad externa que nos rodea».

El presente no es tan cautivador para Fernando Pardo, con bandas «que han bajado el nivel medio del rock español». «No sé los motivos, supongo que ahora tienen hijos u otros trabajos y han dejado la música como un hobby para pasar el fin de semana. Nosotros quemamos todas las naves para tocar», concluye.