Emite consideraciones jugosas y de peso sobre cuestiones tan relevantes como la rutina sexual en el matrimonio, el negocio del sexo en el marco de la prostitución y la dedicación al mismo de estudiantes con pocas posibilidades económicas que quieren ascender en la vida social. Lo hace, además, con sinceridad y precisión y desde la convicción de un punto de vista femenino que resulta esencial en un planteamiento como éste.

Por eso esta coproducción entre Francia y Polonia, con reducida participación alemana, merece un grado de consideración evidente, aún más cuando mejora a medida que la proyección avanza y, sobre todo, cuando la protagonista asume plenamente que el trabajo profesional que está efectuando incide plenamente en su propia vida privada.

Cuarto largometraje de la realizadora polaca Malgoska Szumowska, desconocida hasta ahora en España, se apoya también en la sincera y magnífica labor de una Juliette Binoche que hay que elogiar como se merece. Para entrar en el crudo mundo de la prostitución estudiantil, en el que jóvenes sin medios que quieren entrar en la universidad se entregan a la profesión más antigua del mundo, se emplea la vía de una periodista, Anne, que está elaborando un artículo para la revista Elle que conlleva entrevistar a varias prostitutas que se encuentran en esa situación. Casada, madre de dos hijos y con una posición social acomodada, la experiencia de trabajar en este tema afectará de modo sensible a una mujer que atravesaba problemas en su matrimonio, especialmente en materia de relaciones íntimas, pero que parecía inmune a la crisis.

Incluso su hijo adolescente es más consciente de la frialdad entre sus padres que ella misma. En este sentido, la sinceridad con la que se expresan sus entrevistadas, sacando a la luz un mundo sexual sin tapujos aunque sin caer en lo sórdido, será determinante.