Curioso, interesante y revelador documental que trata de desvelar uno de los misterios más llamativos de la serie original de La guerra de las galaxias, concretamente todo lo acaecido con el actor David Prowse, que incorporó en la misma a Dark Vader, sin duda uno de los villanos más famosos de la historia del cine. Dos realizadores españoles, Toni Bestard y Marcos Cabotá han explorado a fondo el asunto para cumplir un doble objetivo, desvelar los motivos que llevaron al productor y director George Lucas a prescindir casi por completo de él en la tercera entrega inicial, El retorno del Jedi, y dedicarle un homenaje en forma de reconocimiento de su labor y de su categoría profesional.

Un testimonio que aunque interesará especialmente a los innumerables amantes del fenómeno Star Wars, tiene asimismo alicientes para todos los amantes del cine. Lástima que George Lucas, que declinó «amablemente» la invitación de los realizadores, no haya accedido a que se le entreviste. Autores solo de un único largometraje previo en 2011 -Bestard debutó con El perfecto desconocido y Marcos Cabotá con Amigos..., este último en colaboración con Borja Manso-, ambos demuestran sobradas cualidades para perpetrar un documental que desvela todo el boicot sufrido por Prowse y la injusticia que se cometió con su persona y con su dignidad profesional.

Lo peor, sin duda, es que no sólo no se le pudo ver nunca la cara en la trilogía, puesto que aparecía siempre con su célebre uniforme y máscara negros y ni siquiera se escuchaba su verdadera voz, sino que en el único momento en que debía aparecer su verdadero rostro, en El retorno del Jedi, Lucas lo sustituyó por otro actor. Todo un aluvión de desmanes contra el actor inglés, enamorado tanto del personaje que ha dedicado a él buena parte de su vida y hasta el extremo de que su esposa asegure que Vader ha sido siempre un intruso en su matrimonio.