Sigue la línea ascendente del director, y también actor, Paco León y confirma las cualidades del cineasta andaluz, que ha sabido arropar a sus personajes y a sus historias con un humor peculiar y a menudo brillante que certifica dotes nada desdeñables en el ámbito de la comedia romántica.

Después de la casi amateur Carmina o revienta y de Carmina y Amen , con virtudes innegables aunque esporádicas, que dirigió respectivamente en 2012 y 2014, nos ofrece ahora Kiki. El amor se hace, que supone su trabajo más maduro y profesional. Ofrece una novedad importante y es que es la primera de sus cintas que parte de una historia original que no es suya, en concreto la obra teatral del escritor y actor australiano Josh Jawson, y que hay que calificar como un encargo que el cineasta aceptó dirigir porque le interesó lo que contaba y cómo lo hacía.

Adentrándose en el mundo del sexo con innegable profundidad, ésta a menudo divertida cinta se vale de cinco historias paralelas que hablan de sendas «aberraciones» sexuales, como es el caso de la Dacrifilia, la Elifilia, la Somnofilia y la Harpaxofilia. Se trata de términos que definen los métodos realmente insólitos y nada comunes con los que determinados individuos tienen vía libre al amor después de superar notables complejos.

Así, mientras unos acceden a la excitación con las lágrimas o el llanto, otros lo hacen por una sensación que es producto de observar a las personas que están durmiendo, en tanto que hay quien alcanza el placer y hasta el orgasmo como consecuencia de ser atracado.

Sin pasar por alto a la mujer que seduce a su pareja contándole imaginarios bulos sobre su grave estado de salud y, finalmente, la que encuentra en el sexo entre varias personas su verdadero ideal.

Naturalmente, todos estos seres han de luchar con verdadero empeño para rebasar los obstáculos que pone la sociedad a soluciones que pueden considerarse con toda lógica como escabrosas y de más que dudoso buen gusto. Es probable que algunos no compartan la forma en que nocompartan la forma en que Paco León describe, con imágenes chocantes, este universo en teoría vulgar pero a la postre curioso y revelador.