Despierta emociones y desprende autenticidad a la hora de recrear el interior de una clase de un instituto de Francia cuyos alumnos muestran una evidente apatía a la hora de hacer frente a sus tareas docentes. Pero además de eso y lo que es más importante, está basada en hechos reales que ponen de manifiesto que cuando se fomenta la motivación de los alumnos, fruto del empeño en este caso de una profesora, se consiguen realmente milagros que cambian radicalmente el clima de convivencia que rige en las aulas.

Es solo la tercera película de la directora Marie-Castille Metion-SChaar, tras Ma premiere fois y Bowling, que no se vieron en España, y permite descubrir a una cineasta que sabe medir la temperatura perfecta de un escenario tan explotado en el cine como éste y dotar de vida propia a un puñado de adolescentes que se comportan con una naturalidad asombrosa.

Factores que denotan que se ha experimentado en profundidad el ambiente hostil entre compañeros y profesores que suele marcar el comienzo del curso, recreándolo con los resortes de la verdad. Ofrece, sin duda, motivos para interesar y hasta para sensibilizar al público. La historia tomó cuerpo a partir de la decisión del guionista Ahmed Dramé, que estaba estudiando el último curso en el Liceo Leon Blumm, de enviar a la realizadora un boceto del guión que estaba escribiendo sobre la experiencia que se desarrollaba en el mismo. Se trataba en concreto de un concurso nacional sobre el tema de la deportación y la resistencia de niños y adolescentes, una cuestión vinculada, por supuesto, al genocidio nazi durante la segunda guerra mundial.

La profesora no sólo se mostró muy interesada en el asunto, sino que se entregó con verdadera pasión a la misma, que le permitía, también, romper la dinámica poco creativa de sus alumnos y alimentar en ellos una creciente movilización e interés por cuestiones sociales que tenían que ver con la dignidad del ser humano y que condenaba el racismo en todas sus manifestaciones. De este modo se forjó un relato entrañable con una anfitriona ejemplar, la profesora Anne, que consiguió extraer lo mejor de cada uno de sus alumnos a base de constancia y de capacidad.