Cumple un cometido importante, nada me nos que denunciar el genocidio del pueblo armenio, que fue negado y silenciado —y ni siquiera lo reconocen todavía—por sus responsables, el gobierno turco, causando la friolera de más de un millón de muertos. Sin embargo, no consigue que esa circunstancia se consolide con un tratamiento cinematográfico idóneo, fruto de una realización que pierde parte de su vigor con una descripción desigual de los personajes y un argumento que conlleva ingredientes harto socorridos y sin el necesario sostén dramático.

Hay algunos momentos emotivos y los fotogramas finales no dejarán indiferente a nadie, si bien se pierde en ocasiones el verdadero sentido de la realidad como consecuencia de la artificiosidad de la historia. Algo que se ve perjudicado por un excesivo metraje de 134 minutos.

Parece claro que el director, el irlandés del Norte Terry George, no ha estado muy inspirado y la cinta, la quinta de su filmografía, está en inferioridad de condiciones respecto a otros títulos suyos, en concreto En el nombre del hijo, Un cruce en el destino y Hotel Rwanda .

Rodada en régimen de coproducción entre Estados Unidos, España y filmada en ambos países, en Portugal y Malta, los escenarios y el vestuario están cuidados aunque los efectos visuales podrían ser más brillantes. Convertido ya, por suerte, en un tema que ha dejado de ser tabú en la pantalla, como han demostrado, entre otras cintas, Ararat de Atom Egoyan y Una historia de locos de Robert Guediguian, el citado genocidio pretende ser mostrado aquí con un marcado toque popular que combina el drama con el romance y la tragedia.

El relato comienza justamente 1915, recién iniciada la Primera Guerra Mundial, y se vale de un personaje, el joven armenio Mikael Boghodian, que ha dejado su pequeño pueblo para instalarse en Constantinopla y poder acabar la carrera de medicina. Lo ha podido hacer gracias al apoyo económico de la familia de su prometida, que forma parte de uno de los clanes de cristianos armenios. Por desgracia los tiempos que van a vivir todas las minorías étnicas en Turquía, con el apoyo de Alemania, en este periodo van a ser terribles.