Su tendencia desmedida a mitificar al protagonista, el gitano Momon Vidal, lesiona en parte algunos de sus contenidos, pero a pesar de ello está crónica de sucesos que trata de plasmar la verdadera trayectoria criminal del líder del clan de Los Lioneses, que hizo estragos en materia de atracos en la Francia de los años setenta y que puso de manifiesto un singular y más que encomiable código ético, denota virtudes nada frecuentes en este ámbito y ratifica la predisposición que el cineasta Olivier Marchal, que fue antes policía que realizador, para este tipo de cine.

Sobre los cimientos narrativos del libro del propio Momon, en una versión «libremente inspirada» en él, ha logrado dar por vez primera en su obra, ya que hasta ahora sus protagonistas siempre fueron agentes, una voz convincente a unos delincuentes de carne y hueso.

Lo ha logrado con el sustento de unos buenos actores, especialmente Gerard Lanvin y Tcheky Karyo, que han sabido dar vida a sus cometidos de Momon y de Suttel respectivamente. La película deja claro desde sus prolegómenos que Momon Vidal fue una víctima de la sociedad y que pagó con creces la terrible injusticia de ser condenado a siete años de prisión simplemente por robar unas cerezas.

Los fotogramas certifican sin tapujos que Momon es un criminal con un código de honor que, como declaró el director, respeta sus orígenes gitanos, a su familia y su esposa, y odia la violencia al igual que las armas, que usa como último recurso. Esta actitud le ganó una estima excepcional por parte de la policía que tuvo tratos con él en el pasado e incluso ahora, cuando vive retirado de toda actividad irregular.

Tanto es así que Los Lioneses no busca tanto retratar sus robos, de los que se hizo maestro indiscutible, como la vida íntima de un hombre, sus dudas, desilusiones y esfuerzos por reconciliar una vida de crimen con las exigencias de una vida privada. Dura, contundente y sin concesiones, con continuas ejecuciones que muestran la peculiar justicia de estos clanes criminales que retaron a la policía a lo largo de varias décadas, la cinta dedica especial atención al gran golpe de los Lioneses de los 70 y a la detención de todo el clan.