Se mueve en los ámbitos del puro cuento y es una oferta destinada, sobre todo, a un auditorio adolescente que disfrutará con unos recursos muy edulcorados y previsibles. No está mal, pero podría, sin embargo, haber llegado más lejos en sus logros, en tanto comedia romántica, porque se deja sentir la habilidad del director, el español Paco Arango, que es también responsable único del guión, para describir con dosis de encanto a unos personajes nada vulgares.

Por eso y a pesar de sus limitaciones, la película está teniendo un alto poder de convocatoria y certifica lo que era una virtud a tener presente, que a pesar de ser solo un segundo trabajo, tras 'Maktub', que rodó en 2011 y que obtuvo tres nominaciones a los Goya, incluido el de mejor director novel, el realizador sabe lo que tiene entre manos. Con actores poco relevantes en el mundo del cine, pero con carreras emergentes en las series de televisión, el público acaba contagiándose de unos anfitriones simpáticos que denotan una innegable soltura.

En 'Lo que de verdad importa' el que lleva la voz cantante es Alec, un ingeniero electrónico residente en Londres en delicada situación económica al que se le presenta, llovido del cielo, un tío al que no había visto nunca y cuya existencia ignoraba, con una oferta insólita, le pagará todas las enormes deudas que ha contraído si accede a vivir un año en una localidad de Canadá de donde proceden sus ancestros. A falta de estímulos, Alec acaba aceptando y a partir de ese momento su existencia experimenta un cambio radical en el tema laboral y en el afectivo que conlleva el descubrimiento, fruto del equívoco de que sus vecinos creen que es un curandero, de unas facultades extrasensoriales.

Su romance con la encantadora Cecilia es fruto, más bien, de una novela rosa. Pero hay otro factor destacado que merece subrayarse y es que gran parte de la recaudación en taquilla se ha destinado a la Fundación Aladina, que preside el propio Paco Arango y que lucha contra el cáncer infantil. Es más, la cinta está dedicada al desaparecido Paul Newman y a sus campamentos especiales para niños con enfermedades graves.