Hay que incluirla en el apartado del más prometedor cine español, algo que hay que destacar como se merece tratándose de la opera prima de una directora catalana, Nely Reguera, que irradia un particular y efectivo sentido del humor a pesar de que se mueve en el terreno del drama. La base fundamental de su empatía con el público es, por un lado, el magnífico retrato de la protagonista, reforzado con la ejemplar interpretación de Barbara Lennie, que obtuvo en 2014 el Goya a la mejor actriz por 'Magic girl' y, por otro, la hábil y brillante combinación de drama y comedia, un atrevimiento más que complicado y con mucho riesgo que se ha resuelto felizmente. Como la propia realizadora afirmaba, su empeño prioritario era hacer un producto dramático desde la perspectiva del humor, teniendo mucho cuidado en no pasarse de la raya en ningún momento porque podía caer en el ridículo. Sabía que tenía que cuidar mucho este aspecto porque si dramatizan se lo cargaban todo.

De este modo, cuando la situación se dramatiza un poco, buscaban algo para aligerar y darle la vuelta; y en la puesta en escena y con los actores, lo mismo: siempre desdramatizando. La verdad es que ha salido a pedir de boca. Un éxito que se reviste de la naturalidad que requiere una historia que conecta de lleno con el público, porque es de aquí y de ahora y todos los personajes forman parte de nuestro entorno más próximo. El que más destaca es María, una mujer que no acaba de encontrar su sitio a pesar de que lucha por hacerse un lugar en el campo de la novela y trabaja vendiendo libros. Es verdad que está terminando su primera novela y que hay un hombre en su vida, pero ambas cosas no le aportan la felicidad que anhela. Lo peor, con mucho, es que se ha entregado por entero a cuidar a su padre viudo mientras ha estado enfermo, en tanto sus dos hermanos se dedicaban a sus tareas, y ahora que ya está bien nadie se lo reconoce. Ni siquiera el propio padre, que anuncia a la familia que va a contraer matrimonio con la enfermera que lo atendió.