No vive exclusivamente de las rentas del cine de zombies, que ha dado pie a infinidad de subproductos de todos los géneros, sino que nos regala ingredientes y planteamientos distintos y en parte originales que, al menos, impiden la reiteración, el tópico y, sobre todo, caer en lo grotesco y en lo burdo. No se forja así, desde luego, un milagro ni nada parecido, si bien se sientan los cimientos de un relato entretenido, que va de menos a más y que recurre de vez en cuando, con acierto, a un humor ingenioso y eficaz. En cualquier caso esta mirada al clásico apocalipsis del planeta se erige en un drama romántico estimable con esporádicas invitaciones a la sonrisa.

Es la versión cinematográfica de la novela de 2010 de Isaac Marion, inspirado a su vez en un relato corto online de siete páginas titulado ´I am a Zombie Filled with Love´ (Soy un zombi lleno de amor), que atrajo a un amplio público a través de Internet y que llevó al citado novelista a ampliarlo hasta convertirlo en su debut como escritor, ´R y Julie' . Y es, asimismo, el cuarto largometraje del cineasta Jonathan Levine, que demuestra conocer con cierto grado el cenagoso terreno por el que transita.

Los comienzos, en efecto, no son muy prometedores y se limitan a recrear un mundo harto explotado en los fotogramas, con hordas de zombies que pululan por un paisaje calcinado como consecuencia de un virus letal que está a punto de provocar la extinción de los hombres. Los únicos seres humanos que quedan están atrincherados con armas en búnkeres resistiendo como pueden el acoso de los muertos vivientes y de los esqueletos, seres desposeídos de memoria que solo piensan en alimentarse de cerebros.

Este cuadro desolador sufre un proceso loable de transformación cuando aparece Julie, una joven viviente que es hija del responsable de los grupos armados que todavía sobreviven. Lo más sorprendente llegado este punto es el romance que brota entre Julie y un joven zombie, llamado simplemente R, absolutamente fuera de control. No sólo abre una hipótesis teóricamente imposible, sino que siembra la semilla de una futura salvación de la humanidad.