Muestra los signos de haberse inspirado en las mismas fuentes que lo hizo en la España de 2015 'Ocho apellidos vascos', aunque dejando un tanto al margen los ingredientes políticos en aras a reforzar los sociológicos, concretamente los que aluden a cuestiones sexuales y a los problemas derivados de la pluralidad de lenguas cooficiales de nuestro país. Con eso y con referencias a 'La pequeña Miss Daisy' se pretendía asegurar la diversión y el humor mediante un guión que retoma datos de una realidad marcada por las diferencias y las coincidencias y por tradiciones seculares que enfrentan en materia deportiva y también lingüística.

Los resultados, hay que decirlo, son desiguales y a veces poco inspirados, si bien no faltan en ocasiones apuntes que mueven a la sonrisa y que permiten esporádicamente una ligera revitalización del relato. El principal damnificado de las peculiaridades que rigen en la familia es el propio Gregorio, es decir el padre de familia, un hombre que no ha sabido adaptarse a la nueva realidad de los tiempos y que es víctima de su homofobia, de su fanatismo por el Real Madrid y de aversión a todo lo que suene a Cataluña, a culé y al idioma catalán. Con semejante planteamiento es muy complicado que la armonía reine en el hogar, de modo que Gregorio apenas se habla con sus hijos y yernos. La cosa, ciertamente, no es para menos ya que su hija Sandra está casada con Jordi, un catalán muy culé, que asegura que su futuro nieto se matriculará en un colegio bilingüe catalán-inglés en Barcelona, y al que él, por supuesto, no soporta.

No para ahí la cosa, puesto que su otra hija, Alicia, está saliendo con Leo, un hippy antisistema por el que siente un verdadero desprecio y no se habla con Carlos, su hijo pequeño desde que le confesó que era homosexual, y que tiene por novio a Eneko, un vasco negro de origen senegalés. Con este panorama, propio de un clan ciertamente disfuncional, lo menos sorprendente es que la convivencia pueda ser una realidad. Algo que se va a poner a prueba con la muerte de la madre y el consiguiente viaje que efectúan todos desde Madrid a Sanlúcar.