Será un placer que compartirán sus numerosos admiradores, porque en efecto el director indio afincado en Estados Unidos M. Night Shyamalan recupera buena parte de su mejor forma con esta película que transita por los caminos del thriller de terror con gran fluidez.

Después de algunos años decepcionantes en los que dirigió cosas impropias del autor de ‘El sexto sentido’, ‘Señales’ y ‘El bosque’ , especialmente mediocridades como ‘Airbender ‘y ‘After Earth’, parece que la luz vuelve a iluminar su camino. Un fenómeno que despierta algunas de sus mejores virtudes, entre ellas las de captar el clima de tensión y de miedo que desprende su cine y que mantiene al espectador en vilo las dos horas de metraje. Con el factor esencial de que es, asimismo, responsable único del guión, esta reactivación supone, además, dejar atrás largometrajes poco brillantes como 'El incidente' y 'La visita'.

Shyamalan ha tenido un baluarte fundamental en la película que hay que respaldar antes, incluso, de entrar en materia y es la labor de un actor, James McAvoy, que realiza una interpretación ejemplar dando vida hasta nueve personajes, de los cuales cinco tienen presencia más que significativa. Con su magisterio es clave que la historia no sólo resulte viable sino que el auditorio se crea lo que está viendo y se sienta partícipe de la angustia que define buena parte de la trama. Todo se hace inquietante a partir del momento en que, apenas iniciada la proyección, tres muchachas sean secuestradas por un individuo, Dennis, que sufre un grave trastorno de personalidad que le conduce a adoptar actitudes agresivas y violentas y a amenazar a las jóvenes con represalias sexuales.

Lo más insólito, con todo, es que para presentarse ante ellas, que están encerradas y juegan un papel similar al de las rehenes, se vale de diversos personajes que actúan y se comportan en algunos casos como individuos aparentemente lúcidos y muy cuerdos. Aun que la cinta mantiene un relato paralelo que en apariencia no tiene conexión con el que nutre la película, su verdadero sentido no tarda en ver la luz.