Supone una ligera pero a la postre decepción y no sólo no está al nivel de los cortos que Rafa Martínez realizó previamente, Zombies and cigarrettes y Halloween before Christmas, tampoco logra sacar el partido necesario de una trama, inscrita en el ámbito del thriller de terror, con un escenario único, un inmueble abandonado y muy deteriorado del centro de una gran ciudad, que acoge una situación límite saturada de violencia, horror y muerte.

Si algo queda claro durante la proyección es que esta ópera prima del cineasta español carece de los resortes que conducen a elevar al límite la tensión y el miedo, de forma que la sensación de frialdad asoma en determinados momentos, perjudicados asimismo por un argumento que no es, precisamente, un dechado de originalidad. Con una historia que recuerda a la serie Rec, pero también a otros títulos con pocos personajes que acaban matándose entre ellos, la cinta solo adquiere un mínimo de inquietud y de crispación cuando se desata la sinfonía del horror.

Pero aun en esas circunstancias, esta operación no llega a tomar cuerpo por las limitaciones narrativas y las soluciones que se aglutinan en un relato que es, como se ha dicho, más que previsible. Alicia y Simón son la pareja protagonista, que aunque no atraviesan sus mejores momentos han decidido pasar la noche en un piso abandonado.

El único vecino que se resiste a salir del edificio es Ramón, un anciano que se ha negado a negociar de forma sistemática con unos empresarios, a pesar de las fuertes presiones que está recibiendo. Tanto es así que la misma noche en que Alicia y Simón están en otra planta, él recibe la visita de tres encapuchados que están decididos a resolver el caso de forma definitiva y drástica.

Es así como se inicia un enfrentamiento que involucra a la pareja, inmersa en la línea de fuego que se ha establecido entre el okupa y unos asaltantes armados y agresivos. Son ochenta minutos de metraje que a la vez que gratuitos y sin apenas capacidad de generar miedo insisten en explotar el decorado.