Una decepción considerable, porque si bien no había que esperar todavía grandes cosas de un director como el australiano John Hillcoat, sí tenía los suficientes méritos, tras firmar títulos como La carretera y La propuesta, para mejorar lo que aquí nos ofrece, un thriller que quiere estar siempre al límite pero que no llega a meter de lleno al espectador en el ojo del huracán.

Algo que es más frustrante todavía teniendo presente el magnífico reparto, con actores de la talla de Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor, Woody Harrelson, Kate Winslet y Teresa Palmer. El caso es que el relato pierde en ocasiones el rumbo y no aporta a las numerosas secuencias de acción la dimensión necesaria para que adquiera la debida consistencia. No sólo eso, la trama se desvía en ocasiones por lugares inapropiados que dan pie a que broten momentos un tanto confusos.

Esta es la crónica del atraco que se ve obligado a llevar a cabo una banda de delincuentes sumamente efectiva y peligrosa que está integrada por expolicías y antiguos miembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos. Lo hace bajo la presión de una organización criminal mafiosa ruso-israelí que lidera la pérfida Irina Vlaslov, que tiene en sus manos todos los recursos necesarios para conseguir sus objetivos.

Lo más complicado es que se trata de lo que suele denominarse un golpe imposible, hasta el punto de que la única solución teoricamente viable es poner en marcha el código más urgente de la policía, el Triple 9, que solo puede hacerse cuando es herido un agente y se moviliza a toda la plantilla sea cual fuere la función que estaban ejerciendo para detener a los culpables.

Con momentos de acción y tiroteos resueltos discretamente, lo que peor expediente presenta en la cinta es el tinglado humano. Con estos ingredientes se va avanzando en una dirección no siempre idónea que, finalmente, se bifurca en exceso y se desprende de parte de sus ornamentos más efectivos.