Parte de un planteamiento clásico en el cine fantástico, una variante del Metrópolis de Fritz Lang que ha engendrado numerosos títulos semejantes, que nos transporta a una comunidad aislada y alienada, instalada en un medio rural, en la que el individuo es simplemente una pieza de un engranaje que se dedica exclusivamente a producir bajo la estrecha supervisión de sus superiores.

Un tema cuyos antecedentes más directos hay que buscarlos, asimismo, en La Eneida de Virgilio, que ha manejado a su manera el realizador José Skaf en la que es su opera prima, presentada a concurso en el Festival de Sitges. Aunque hay en la película elementos interesantes que demuestran que el director ha trabajado a fondo en un ámbito tan singular, hay que constatar que la considerable frialdad del relato resta consistencia dramática a lo que vemos e impide que se produzca la deseable conexión entre los personajes en los momentos clave.

José Skaf, en efecto, ha tratado de dar entidad a unos seres que actúan como autómatas al servicio de sus superiores y cuya única preocupación es incrementar la productividad. Es una circunstancia que se deja sentir en la figura de Jonás, que ha pasado por el trágico trance de perder, en un supuesto accidente que tiene más de crimen que de cualquier otra cosa, a su mujer y a su hijo pequeño. Condenado a seguir las pautas de siempre, sin derecho a pensar, solo la presencia en su comunidad de Marta, una atractiva y misteriosa joven que acaba de dar a luz a un bebé, despierta en él un deseo de fuga y de recuperar la libertad.

El amor es, de nuevo, la fuente de una rebelión contra la resignación y el conformismo. Es una lástima que la historia no adquiera esa vitalidad que requería para que el proceso de evasión sea compartido por el público como lo es por sus protagonistas. Porque es obvio que la cinta no consigue recrear en su dimensión idónea un planteamiento que está un tanto difuminado. Es probable que los actores, con Miquel Fernández y Aura Garrido en los papeles de Jonás y Marta, no hayan conseguido encontrar ese punto que valide plenamente su labor.