La actriz italiana Claudia Cardinale y la francesa Isabelle Huppert desfilaron por la alfombra roja del 69 Festival Internacional de Cine de Venecia, en un alarde de veterana elegancia de parte de dos de las damas de la interpretación europea.

A sus 74 años, Cardinale fue la primera en pisar la alfombra roja de 'la Mostra', entre los gritos del público y los fotógrafos, que le pedían algunos de sus gestos de complicidad con la cámara que han cautivado a los aficionados del cine durante las últimas décadas.

La actriz italiana lució una sencilla pero elegante combinación de rebeca y blusa en tono gris perla, con algunos apliques de brillo, y unos pantalones rectos de color beige que dejaban ver unos zapatos de tacón bajo con un pequeño lazo en la puntera.

En cuanto a los complementos, Cardinale, que portaba unas pequeñas gafas protectoras con cristales en tono azulado, se sirvió de un discreto bolso de mano también en tono gris perla y de un tamaño parecido al collar de cordón entrelazado de varios colores que llevaba.

La veterana actriz desfiló por la alfombra roja de 'la Mostra' en representación del equipo del filme francoportugués 'O gebo e a sombra', dirigido por Manoel de Oliveira y presentado en el Festival de Venecia fuera de concurso.

Ya durante la alfombra roja previa al pase oficial del filme 'Bella addormentata', del cineasta italiano Marco Bellocchio y que opta al León de Oro de la Mostra, Huppert, de 59 años y una de las protagonistas de la cinta, deslumbró con un juvenil vestido en rosa palo de inspiración años cincuenta del pasado siglo.

La actriz francesa, que ceñía el vestido a su cuerpo gracias a un pequeño cinturón y que llevaba el pelo recogido con una coleta, portaba además un bolso de mano con asa en tono burdeos y pendientes de rubíes, así como zapato de tacón de aguja.

Durante el desfile de los protagonistas del filme, un grupo de unas diez personas pertenecientes a movimientos pro vida se manifestaron frente a la alfombra roja, pues la película trata el caso de la joven Eluana Englaro, a la que su padre retiró en 2009 la alimentación artificial que la mantenía con vida después de 17 años en estado vegetativo