¿"Tío Vania" le ha devuelto la fe en el teatro?

No la había perdido, pero sí que me ha devuelto llegar a la gente. El teatro es el lugar donde me formé y donde siempre he sabido que periódicamente quería volver.

Helena siente que su belleza es inútil. ¿Usted lo ha sentido también?

Me viene a la cabeza Marilyn Monroe, cómo su belleza la hizo sufrir y, sin compararme, algunas veces lo he pensado. Nunca he creído que lo físico sea lo más valioso. De hecho, me empeño cada día en enseñar a mi hijo que la belleza, si se tiene y se sabe utilizar, es un don, pero que caduca.

¿Se ha basado en algo personal para transmitir la infelicidad de Helena?

Los actores nos nutrimos siempre de nuestra experiencia, de todo aquello que te ha dejado huella, aunque no lo hayas vivido. Cuando uno cumple años, si no huye de su momento, acumula sabiduría.

¿Se siente más libre en un teatro privado que en uno de la Generalitat?

Me importa tener un espacio donde ofrecer mi trabajo. Que sea público o privado no me hace sentir más libre. Un gran montaje como este generalmente encuentra más facilidades en el teatro público, pero los actores y la compañía hemos hecho un esfuerzo y al final estamos en el teatro que nos quería.

¿Se considera una artista vetada por las instituciones valencianas?

Más allá de cualquier impresión personal, hay una realidad: soy valenciana, tengo una trayectoria que ahí está y desde 2004, cuando regreso a la Comunidad, cualquiera puede contar con los dedos de la mano o con ninguno las veces que he sido requerida para un teatro público.

Visto desde la distancia, ¿al Goya de 1995 cree que le sacó provecho?

Es verdad que pasaron muchos proyectos por mis manos, pero escogí las películas en las que creía. Tal vez hubo cosas más exitosas en las que no creí, pero fui honesta siempre con mi deseo e instinto. No busqué solo hacer carrera, sino creerme lo que hacía. Opté con el corazón y estoy en el lugar donde mis decisiones me han colocado.

¿A la cultura le ponemos la esquela ya?

No, porque la vocación va más allá de un momento concreto. Parece que a la cultura se le ha puesto un marchamo por haber levantado la voz en muchos momentos, pero un país que no fomenta la cultura se pone un futuro muy negro. Ya lo estamos viendo.

Imagine que un día la hacen directora de Teatres. ¿Cuál sería su primera medida?

Siento respeto por quienes se ponen al frente de instituciones, pero intentaría sentarme con el sector, hablar, llegar a acuerdos y fijar un ideario aún en tiempo de mínimos.

Después de "Tío Vania", ¿qué?

Tenemos gira hasta enero. Y luego está un pequeño espectáculo que he dirigido con música de Richard Strauss (Enoch Arden). Y me incorporo en breve a una serie. He hecho mi travesía del desierto, pero estoy ahora con ganas e ilusión.