Diez años de profesión tiene a su espaldas Chris Pine, aunque la notoriedad haya llegado a su vida hace cuatro, cuando -tras un casting exhaustivo- se ganó el honor de interpretar al Capitán James T. Kirk en la puesta al día cinematográfica de Star Trek. Ahora llega la secuela, En la oscuridad, que en Estados Unidos ya rebasa las expectativas en cuanto a críticas positivas y se ha situado entre las mejores películas de la historia del cine.

Su personaje, un héroe rebelde, amante de la camaradería y con excelente fondo, posee un indudable encanto, al que Pine aporta su atractivo físico, lo que favorece que las novias de los trekkies les acompañen al cine sin protestar.

Miembro más destacado de la tercera generación de una familia de actores, este californiano de 32 años peregrinó durante algún tiempo por series tan populares como CSI o Urgencias. También pagó el obligado peaje de las comedias juveniles, a las que les debe su primer envite de popularidad, junto a Lindsay Lohan en Devuélveme mi suerte o Anne Hathaway en la secuela de Princesa por sorpresa en la que encarnó al apuesto príncipe.

Repite rol en el musical Into the Woods, que ya filma junto a Meryl Streep y Johnny Depp, en el que se le escuchará entonar por primera vez. Es sólo uno de los proyectos que el éxito de Star Trek ha colocado sobre su mesa.

Entre los demás, un filme de gran estudio: Jack Ryan, en el que encarnará al célebre agente de la CIA creado por Tom Clancy, que antes tuvo los rostros de Alec Baldwin, Ben Affleck o Harrison Ford, con el que algunos medios comparan a Pine porque ambos han tenido serie sideral propia y dificultades para ser valorados como actores dramáticos.

Para que eso no le ocurra, se ha sumergido en el género en Así somos, con Michelle Pfeiffer, y planea debutar como guionista y productor, en un pequeño filme, Mantivitis, que reflexiona sobre lo que queda de las amistades de la adolescencia, cuando esta queda atrás.