Dentro de una caja, colgada por arneses, moviéndose lentamente pero hablando normal. Así trabajó Sandra Bullock durante el rodaje de "Gravity", el filme de Alfonso Cuarón en el que ha compartido protagonismo con George Clooney y que es el "más complicado" y el "más satisfactorio" de su carrera.

"Nunca antes se había hecho algo parecido", explica la actriz hablando a tremenda velocidad en una entrevista con EfeTV en Venecia, donde se celebró el estreno mundial de una película que cuenta la historia de dos astronautas, la doctora Ryan Stone (Bullock) y Matt Kowalsky (Clooney) que se quedan a la deriva en el espacio.

El peso de la película recae sobre los hombros de Bullock, protagonista en solitario de gran parte del metraje.

"Cada día había tantos obstáculos que superar que me impedían pensar que estaba sola rodando. Miraba abajo, a través de una pantalla negra y veía a 30 técnicos allí" y unas 250 personas trabajaban en cada fotograma.

Lo más difícil para ella fue conseguir hacer real la forma de moverse en el espacio, muy diferente de la de la tierra.

"Necesitamos la ayuda de cables que si te empujaban hacia un lado te hacían moverte de una forma más natural que hacia el otro lado, que te ayudaban a simular la ausencia de gravedad, pero todo tenía que hacerse a una velocidad del 30 por ciento de la normal. Al mismo tiempo tenías que hablar rápidamente, y en algunos momentos tu cuerpo no reaccionara de la forma en la que habitualmente lo hace", explica la actriz.

Y todo ello con la presión de lograr que esos movimientos fueran siempre perfectos. "Porque en el momento en el que no lo fueran, la audiencia se saldría de la historia", agrega convencida.

Pero no le importó el esfuerzo porque trabajaba al lado de Clooney, amigo desde hace años -"es un actor y director increíble, un buen hombre, le adoro"-, y a las órdenes de Cuarón, -"un sueño hecho realidad"-.

"Haría cualquier cosa que él dirigiera (...). Me enviaron el guión y cuando oí que Alfonso Cuarón sugirió que trabajáramos juntos fue un sueño hecho realidad, era el sueño de toda mi carrera trabajar con este hombre cuyo trabajo he seguido desde el comienzo y del que adoro cada cosa que hace".

Es, agrega, "un artista, un maestro en su oficio, humilde, amable...".

Y si Bullock no deja de lanzar piropos a Cuarón, el mexicano también se muestra encantado con su pareja de protagonistas.

La película, explica a EfeTV, tardó cuatro años en prepararse y hubo conversación con distintos actores pero nada concreto.

"Cuando ya estuvimos listos para filmar, de pronto llegaron los actores ideales y se subieron a la nave", explica Cuarón, que estrena esta película siete años después de su trabajo anterior, "Children of men" ("Hijos de los hombres").

Desde el primer momento estuvo "claro el entendimiento que tenían (Bullock y Clooney) no solo del guion como una aventura, sino de la parte temática de la película y los dos trabajaron muy cercanamente conmigo y con Jonás redefiniendo cada uno de sus personajes de tal manera que lograron exprimir temáticamente cada una de las escenas".

Porque si el director se muestra satisfecho del trabajo de los actores, no lo está menos de su colaboración con su hijo Jonás, con quien escribió la historia de "Gravity".

"Me dio una excusa de verlo más seguido", afirma con una sonrisa, pero sobre todo, de "colaborar con un gran escritor, un gran director", de quien partió en realidad el concepto narrativo de "Gravity", con una historia en la que "la parte temática va al mismo ritmo que toda la tensión y la acción".

Y en cuanto al tiempo que ha tardado en poner en pie este proyecto, reconoce que fue un error de cálculo porque -"estúpidamente"- no tuvo en cuenta la gravedad cero como dificultad principal del rodaje.

"Nos dimos cuenta de que no existía la tecnología para hacer la película y tuvimos que crear nuestra propia tecnología", un sistema en el que la mayor parte del universo espacial en el que se desarrolla la película está creado digitalmente.

Lo realmente complicado fue "conceptualizarlo, crearlo, programarlo, porque todo tenía que estar superprogramado, en sintonía, las luces, las cámaras...".

A partir de esa planificación los actores tenían que cumplir al pie de la letra lo establecido. Tenían que memorizar las marcas y a la vez usar esos sistemas de arneses y cables que no eran lo más cómodo. "Y después cuando rodábamos cámara lo único que existía era la interpretación y la emoción", recuerda el director.

Tras más de cuatro años y medio el resultado es una película que mantiene la tensión y la emoción pese al vacío omnipresente del espacio y en la que brilla la espléndida fotografía de Emmanuel Lubezki.

Satisfecho con la acogida de "Gravity" en sus pases en festivales, Cuarón espera con interés el estreno en las salas -a partir de mañana- y busca otros proyectos en Europa, donde viven sus hijos.

Una opción podría ser España. "Hay una novela española con la que siempre he coqueteado", afirma misterioso y sin querer dar el título. "Capaz el escritor no me la quiere dar".