Quien fue pareja de Woody Allen, Warren Beatty y Al Pacino, pero nunca se casó, reparte ahora su tiempo entre el cine, el rescate de perros abandonados y la reforma de casas, aunque también es fotógrafa y escribe libros.

¿Qué ha aprendido con los años?

Supongo que ahora me dejo llevar menos por mis fantasías. A más edad, más difícil es mantenerte fi el a ellas. Los sueños de juventud marcan tus objetivos en la vida. Pero inevitablemente los golpes que vas sufriendo te vuelven más realista

¿Cuáles son hoy sus objetivos?

Son cada vez más pequeños. Me alcanza con levantarme temprano y salir a caminar, sentirme bien físicamente y disfrutar las pequeñas cosas. Como estar con mi gente. Tus prioridades cambian; te queda menos tiempo y valoras aquello a lo que antes no dabas importancia.

Le gusta remodelar casas...

Sí, mi padre era ingeniero civil, y de niña a veces le acompañaba a ver casas. Y con el tiempo me he hecho adicta. Me fascina la arquitectura. Su lista de deseos por cumplir... No, yo creo que no hay que hacer algo así. Con los años es más difícil cambiar, pero hay que seguir intentándolo. Y cada día tengo más claro que estar viva es el mejor regalo que me dio mi madre...

¿Cuándo despertó su vocación?

Debía de tener entre 5 o 6 años. El hombre que vivía con mi abuela, un pintor de casas, era del sindicato. Cada año organizaban una fiesta de Navidad en la que unos niños entretenían a los presentes. Yo recuerdo que sentía desesperación por integrarme en ese grupo, subir al escenario y cantar una canción.

¿Y cuándo empezó a actuar?

Al final de la escuela secundaria. Fui a varias audiciones, pero nadie parecía entusiasmado conmigo...

¿Qué pensaba su familia?

Respetaron mi vocación. Pero el mundo exterior aún no estaba listo para mí. Había un rechazo divino a que yo entrara en el mundo del espectáculo. Pero yo sabía que nadie me detendría. Con cada negativa, tenía más claro que el teatro era mi vida. Y lo conseguí. Lo necesitaba desesperadamente...

¿Y su vocación musical?

Me rendí. Hice mil intentos por convertirme en cantante. Llegué a ser una estudiante crónica de canto. Canté en night clubs, compuse nueve canciones y llegué a grabarlas, pero nunca fui lo suficientemente buena para triunfar. Y abandoné.

¿Qué cambió con Annie Hall?

Cambió mi vida para siempre, totalmente. Me convertí en alguien que era perseguida por los estudios.

¿Cómo era rodar con Woody Allen?

Por lo general era fácil y me sentía muy cómoda. Me enseñó a confiar en mi instinto y ser disciplinada. No me enseñó a escribir, es una pena...

¿Y de Warren Beatty?

Aprendí a hacer muchas preguntas y escuchar a todo el mundo.

Falta mencionar a Al Pacino...

Para él todo pasa por la actuación, es un animal diferente.

Usted dijo una vez que se ha rendido con los hombres...

Si un hombre se interesa por mí, que me avise. Soy de la generación de las que esperan a que sea el hombre quien se acerque. Yo jamás me acercaría a un señor y le diría: "Hola, soy Diane, ¿cómo estás?". Jamás.