Enrique González Macho, que presentó su dimisión como presidente de la Academia de Cine, ha asegurado que se va para ocuparse de su actividad profesional, que "pasa por momentos difíciles", y que lo hace convencido de que su "misión está cumplida".

"Me entristece irme de esta casa, en la que he pasado unos años muy gratificantes, pero ahora mismo me siento ligero de peso", ha añadido González Macho.

El ya expresidente, que deja a su vicepresidente Antonio Resines al frente de la institución en funciones hasta que se celebren nuevas elecciones, no ha pronunciado la palabra "cansancio" aunque ha reconocido que el cargo "erosiona" y que siente "cierto desgaste".

"Las cosas tienen un tiempo y un recorrido (...). Creo que hay que renovarse, hay gente más válida que uno mismo", ha dicho González Macho, quien ha comparecido en una rueda de prensa acompañado por sus vicepresidentes primero y segunda, Resines y Judith Colell, a quienes ha agradecido su "maravillosa" colaboración.

El empresario, que ha recuperado su sentido del humor en esta última comparecencia ante los medios en la sede de la Academia del Cine, ha señalado que "entiende" la sorpresa ante su decisión porque "aquí no dimite ni dios nunca, pero también valdría cese, o mejor, misión cumplida".

"Esto desgasta y prefiero marcharme cuando debo, ni en un ataúd ni a patadas -ha asegurado-. Si dimito ahora es porque la Academia está bien, que es cuando creo yo que se tienen que dejar las cosas, si estuvieran mal no me hubiera ido".

González Macho también ha asegurado que las únicas "piedras, que no rocas" que ha habido en su camino las han puesto "las autoridades" y que la Academia se queda "más viva que nunca" porque es "un ejemplo incluso para los franceses".

Ha explicado que sólo Colell y Resines sabían previamente lo que iba a hacer; que, no obstante, ha sido una decisión muy meditada y que viene de un año atrás, cuando terminó su primer mandato.

Estuvo al frente de la Academia de Cine desde abril de 2011; en la primera etapa se enfrentó a Bigas Luna y ha valorado que los dos estaban en sintonía en cuanto a la importancia del cine y de la Academia. Además, ha apuntado, "la primera vez el objetivo era tan claro como que la Academia no se cayera".

Pero en la segunda, ha explicado, "había un germen de dos o tres candidaturas muy peligrosas" para la institución, y ha puntualizado que no se refería a la que Piluca Baquero terminó presentando, sino a otras "cosas extrañas" que "se quedaron en el camino" cuando él anunció que se presentaría.

Ahora, dice, "la cosa se ha estabilizado". "Mi balance es más positivo hacia lo bueno", ha resumido.

En cuanto a las elecciones, González Macho ha informado de que, aunque se dispone de un plazo máximo de tres meses, supone que se convocarán "lo antes posible" y ha manifestado su confianza en que se presente "mucha gente", lo que no incluye a Resines, que ya ha dicho que no concurrirá y que su "única labor" será mantener a la Academia "funcionando".

Lo "peor" que deja atrás González Macho es "no poder decir que se ha avanzado (en el cambio de modelo económico para el cine), pero eso -ha remachado- no sucederá hasta que haya un cambio de mentalidad".

El ex presidente ha echado mano de su ironía para dejar claro que la Academia es un organismo que "debe dar alternativas y aportar ideas, y (hace falta) que las oigan -que no siempre las escuchan-, pero esto no es un ministerio. Yo no puedo bajar el IVA", ha precisado.

Ha habido también autorreconocimiento por "lo decentes" que salieron los Goya, agradecimientos a las personas que han trabajado con él "dando siempre más allá de lo obligado" y el aviso a quienes quieran ocupar el cargo de que "aquí no se viene a medrar".

"El que venga, que venga con ganas y entusiasmo, pero que sepa que esto es vocacional y no da un puñetero euro", ha recalcado.

González Macho se ha despedido, emocionado, asegurando que "no se arrepiente de nada", que estuvo porque quiso, y que estos años ha sido feliz y se ha sentido "bien tratado".