Que haya al menos dos personajes femeninos, que éstos hablen entre sí y que la conversación no trate de hombres. Son los tres requisitos para pasar el test de Bechdel, que calibra el grado de representación de las mujeres en el cine y, a juzgar por los datos, la ficción audiovisual española suspende el examen.

El porcentaje de mujeres protagonistas en nuestras películas es del 36 %, y sólo el 28 % de los personajes que hablan son femeninos, según datos que maneja la asociación de mujeres cineastas CIMA y que hoy se debaten en una mesa redonda en la Cineteca de Madrid.

"Yo creo que no pasamos el test si hablamos de reflejar con autenticidad el universo femenino, porque no se trata sólo de que aparezcan dos mujeres hablando, sino de qué hablan y qué importancia tiene eso en el relato", señala a Efe Belén Macías, directora de "Marsella" y "El patio de mi cárcel".

En su opinión, hay una relación directa entre cómo aparecen los personajes femeninos y el escaso porcentaje de mujeres directoras (un 8 %) y guionistas (15 %).

"La mayoría de los directores buscamos un universo en el que reconocernos. En el caso de los hombres se ve claramente, y no se cuestiona", dice Macías, "pero a mí en cambio siempre me preguntan porqué me centro tanto en personajes femeninos".

David Muñoz, guionista de cine ("El espinazo del diablo") y televisión ("Alatriste", "La fuga"), no ve tan clara esa relación. "La tendencia a poner protagonistas masculinos está arraigada tanto en hombres como en mujeres, sobre todo en cine de género", afirma.

"Tradicionalmente las protagonistas femeninas se circunscriben al drama, y en películas de acción y terror son hombres, es un patrón adquirido inconsciente", añade Muñoz, también profesor de guión.

En muchos casos, coinciden todos, el escollo está en los productores o ejecutivos de las cadenas. "A muchos les cuesta pensar que una mujer pueda ser la protagonista de una película como 'El Niño'", cita Muñoz.

No obstante, añade, ese patrón está empezando a cambiar en general, y sagas como "Los juegos del hambre" o "Divergente", o "REC" en el caso español, lo prueban.

"Los guionistas cuarentones nos educamos viendo a la teniente Ripley de 'Alien' o la princesa Leia. Claro que las mujeres pueden tener personajes fuertes e interesantes", subraya.

Otra cuestión es por qué hay tan pocas mujeres guionistas, y aquí tampoco hay consenso. Virginia Yagüe, guionista y presidenta de CIMA, apunta que las universidades y escuelas de cine están "llenas de mujeres" y que "el problema es que no llegan" a ejercer.

Muñoz en cambio se manifiesta sorprendido por las pocas mujeres que hay en sus clases.

El origen del test de Bechdel es el cómic "Dykes to watch out for" ("Unas lesbianas de cuidado"), de Alison Bechdel. Una de las tiras, titulada "The Rule", mostraba a uno de los personajes diciendo que sólo veía películas que cumplieran los requisitos mencionados.

El test se ha popularizado hasta tal punto de que hay bases de datos en internet con miles de títulos clasificados en función de los resultados y en países como Suecia hay salas de exhibición que informan al público si las películas que proyectan lo aprueban o no.