La reconocida y veterana actriz Gemma Cuervo encarna a la inmortal alcahueta de Fernando de Rojas en la nueva versión de La Celestina firmada por Eduardo Galán y que dirige Mariano de Paco Serrano. La obra se representará en el Teatro Cervantes –en el marco del Festival de Teatro de Málaga– los próximos días 3 y 4 de febrero.

­¿Qué tiene la obra de La Celestina para seguir atrayendo al público?

Porque es un homenaje a la lengua castellana, a las grandes letras, como Cervantes en Don Quijote. Mi personaje es muy rico en matices y expansivo. Sigue estando de actualidad porque sigue siendo una maravilla escucharla, es todo un tratado de humanidades y filosofía, pero de manera muy urbana, porque ella lo utiliza para meterse en las grandes familias, defendiendo a la vez sus muchos oficios. En cada lugar que está adopta una personalidad diferente.

¿Es en el teatro donde más a gusto se siente como actriz?

A mí el teatro me gusta con locura porque es una investigación que se hace sobre los personajes y autores, no se llega y se aprende sin más. Hay una negociación intelectual muy fuerte antes de llegar a comprender al personaje y estimarlo en profundidad. Esa investigación es parte de la recreación que luego se tiene que hacer.

¿Qué opina de los compañeros que consideran dar un paso atrás en sus carreras si aceptan algún proyecto televisivo?

Creo que se equivocan, porque el mundo de la tecnología es el mundo real, en el que estamos viviendo, y muy deprisa. Nos tenemos que subir a él con mucha alegría porque es realmente la era nueva. No solo no tenemos que despreciarlo sino hacerlo cada vez mejor y cada vez superándonos en los contenidos y cómo se hacen. Hay que aprenderse la técnica de una manera exhaustiva para que no sea un hermano menor, ni muchísimo menos. Hacer televisión es una gozada y todo medio de expresión y comunicación es algo extraordinario para el ser humano.

¿Cómo ve la situación actual del cine español?

El cine tiene grandes talentos en dirección y en actores, pero no es una industria potente. Pero es que no lo ha sido nunca, porque siempre ha estado a la sazón de que le otorguen subvenciones, sin esponsors con fuerza, lejos del modelo estadounidense, que nos tiene arrebatados siempre. Ellos lo hacen estupendamente, aunque también nos mandan películas mediocres. Pero realmente la industria que tienen es muy fuerte, en la que las grandes fortunas se lo toman muy en serio, como si fuera cualquier otra industria y así están dentro de lo es la movilidad de las sociedades, no como en España.

Ha estado toda la vida dedicada a la interpretación, incluso sus hijos Fernando y Cayetana han seguido sus pasos. Echando la vista atrás, ¿se ve dedicando su vida a otra profesión?

En el tiempo en que yo nací no, creo que es el mundo más fascinante en el que me pude integrar, sin duda. Pero posiblemente, en una trayectoria de un país normalizado, a lo mejor, a mí me gustan muchísimo las ciencias y habría sido química, por ejemplo. Porque me fascina el mundo entero, aunque también lo temo. Y a lo que más temo es al cerebro humano, sobre todo al masculino, cuyas consecuencias ha sufrido la Historia en infinidad de ocasiones.

¿Qué relación a nivel profesional tiene con sus hijos, es muy crítica con ellos?

Ante todo, nos tenemos mucho respeto y cariño, con ese amor a la profesión en la que también están integrados. Nos tratamos realmente no como compañeros, pero sí con ese respeto, y si nos tenemos que decir algo, nos lo decimos. Yo también recibo sus opiniones y me alimento además de su edad y preparación.