Las películas infantiles no son sólo una forma de entretenimiento. A través de ellas, los niños adquieren ciertas ideas y conocimientos sobre la sociedad. Disney-Pixar, como máximo exponente en este género cinematográfico, ha sido objeto de críticas al no mostrar una realidad plural de las diferentes clases sociales, algo que repercute en la percepción que tienen los más pequeños de su entorno socioeconómico.

Un estudio de la universidad de Duke ha analizado esta situación y ha resaltado la necesidad de que las películas infantiles incluyan tramas más complejas para que represente mejor las diferentes clases socioeconómicas.

Tras analizar 100 películas calificadas para todos los públicos en las que la clase social del protagonista era importante, el estudio ha revelado que la mayoría pertenecen a clases altas o medias-altas. El 30 por ciento de estos personajes son de clases altas, como Jasmine en Aladdin, mientras que una cuarta parte de las películas analizadas sus protagonistas eran de clase media-alta.

Por el contrario, tan sólo un cuatro por ciento de los protagonistas se clasifican como pobres, algo que contrasta con la realidad estadounidense, ya que el 25 por ciento de los niños de este país viven en la pobreza.

Impacto en los niños

Según la socióloga Jessi Streib, "los niños tienen ideas bastante interesantes de las clases", lejos de lo que se pueda pensar de que son ajenos a estas diferencias sociales. "Los estudios han demostrado que con 12 años tienen interiorizadas muchas ideas sobre las clases, como que la gente pobre es vaga o que los ricos son listos y trabajadores", recoge The Hollywood Reporter.

La profesora ha señalado que en su mayoría, estas ideas se han formado en base a "las películas que ven estos niños", ya que "los padres no hablan a sus hijos sobre clase".

Sin embargo, lo que más ha sorprendido a Streib es la forma en la que se muestra el famoso 'sueño americano', por el que cualquiera puede conseguir sus metas y triunfar en la vida.

"Creo que el movimiento ascendente y de pobreza a riqueza es tan fácil de mostrar en las historias de buenos y malos que añadir el sistema de clases es una manera sencilla de contar historias. Ves a los buenos personajes que son recompensados por su duro trabajo y por ser buenas personas, y se convierten en ricos a través de eso", ha explicado.

Esta idea permanece en la cultura popular estadounidense, pero dista mucho de la realidad, ya que sólo una décima parte de las personas que pertenecen a clases bajas han conseguido subir en el escalafón social: "Cada uno de los personajes en todas las películas que vemos ha subido de clase porque eran ambiciosos y trabajadores, mientras que todos los villanos han sufrido un movimiento descendente".

El reflejo de la clase trabajadora

Otro punto controvertido del estudio es el que analiza la representación de la clase trabajadora. Un ejemplo serían los siete enanitos de Blancanieves o los sirvientes de La Bella y la Bestia, que siempre aparecen alegres y joviales. Sólo el 16 por ciento de estos personajes se han mostrado abiertamente preocupados por su salario.

Streib asegura que "no esperaba que la clase trabajadora fuera tratada de esa manera alegre". Aunque esto puede ser tomado como algo positivo, se da una imagen de una clase trabajadora que no lucha por sus derechos: "Por un lado, eso es genial, pero por otro, está diciendo que no tenemos que preocuparnos por la desigualdad porque la clase trabajadora está feliz con su situación".

Pero la socióloga no sólo pone el foco en la influencia de las películas infantiles en los niños, sino que también tiene consecuencia en los mayores. "Si muestras a los personajes pobres que a pesar de trabajar duro no son capaces de seguir adelante, entonces los padres verán que el trabajo duro no se recompensa, lo que podría ser una idea problemática para los niños", ha sentenciado.