Encarnar a la mítica actriz ha colocado a Michelle Williams en la carrera de los más destacados premios cinematográficos en los últimos meses. Su brillante interpretación en Mi semana con Marilyn le ha dejado un Globo de Oro a la mejor actriz de comedia o musical y un premio Independent Spirit, además de innumerables galardones de las asociaciones de críticos norteamericanos. En la competencia por el Oscar, la puja entre Meryl Streep y Viola Davis la dejó fuera, pero aun así, nadie podrá quitarle el prestigio que otorga el haber estado nominada dos años consecutivos, primero por Blue Valentine y luego por Mi semana con Marilyn.

Aunque hoy sea una de las actrices más solicitadas de Hollywood, esta joven nacida en Montana hace 31 años, hija de un agente de bolsa que intentó hacer carrera como político republicano, no ha modificado la actitud humilde que ha mostrado a lo largo de toda su carrera: "Cada vez que digo que sí a un proyecto me asomo al abismo de mi propia capacidad", confiesa sin vueltas. Y añade: "Es probable que haya algo de masoquismo en esta obsesión mía por embarcarme en proyectos que me meten en aprietos. Debo reconocer que nunca sé bien por qué acepto participar en una película. Confío solamente en lo que me dicta el corazón, y cada filme es para mí un misterio que no se aclara hasta que lo termino".

Eso explica por qué Williams no se toma su profesión con ligereza: para Blue Valentine se encerró durante un mes con Ryan Gosling y la niña que hacía de la hija de ambos para tratar de desarrollar una estructura familiar que pudieran plasmar en la pantalla, y para el filme que le ha dejado el último vendaval de premios, devoró todo lo que pudo encontrar sobre la rubia más famosa del cine y estudió meticulosamente cada uno de sus gestos: "Después de interpretar a Marilyn, tuve que tomarme siete meses de vacaciones", revela, aún agobiada.

Y admite:"Encarnarla ha sido como volver a nacer como actriz. Hubo un momento en que me sentí más cómoda, pero al principio fue muy duro para mí. Después de todo, tenía que estar a la altura de su belleza, su inteligencia, su imagen, su gracia y su talento".

Williams confiesa que pasó meses mirando sus películas, leyendo sus libros y escuchando toda entrevista suya que encontraba, para luego tratar de imitar la forma en la que hablaba y cómo ponía la boca al hacerlo. La clave, sin embargo, fue sencilla: "Marilyn era un personaje", asevera. Y va más allá: "Le salía maravillosamente bien y era algo que había ido estudiando y perfeccionando. Primero tuve que aprender a imitar esa imagen, para luego construir a la persona real que se escondía detrás de ella".

Tanta obsesión con su trabajo no le impide ocuparse de Matilda, la hija de seis años que tuvo con el actor, ya fallecido, Heath Ledger y que es la gran razón por la que aceptó participar en Oz: the Great and Powerful, la película sobre los orígenes del mago de Oz, que rodó mientras iba y venía de las distintas entregas de premios. En el filme es una bruja buena que habita en el maravilloso mundo creado por Frank L. Baum muchos años antes de la historia que cuenta el gran clásico del cine protagonizado por Judy Garland.

Los fans que a finales de la década de los 90 seguían entusiasmados la exitosa serie Dawson crece jamás hubiesen imaginado que aquella rubia que interpretaba a la problemática Jen Lindley sumaría tres nominaciones al Oscar apenas diez años después. Sin embargo, como ella misma explica, esos cinco años que pasó aislada en Carolina del Norte, donde se encontraba el plató televisivo, fueron el mejor entrenamiento que podría haber tenido: "No me gustaba la imagen de mí que transmitía la serie y estoy segura de que fue eso lo que me llevó a buscar cosas muy diferentes". A partir de aquella experiencia, se esforzó en lograr papeles complejos en el cine independiente. Pronto demostró lo que era capaz de hacer encarnando a la esposa de Heath Ledger en Brokeback Mountain, el filme que le dejó su primera candidatura a la estatuilla dorada. Unos años después, llegó la segunda, con Blue Valentine, y este año, su entregada interpretación en Mi semana con Marilyn le ha valido su reconocimiento definitivo como actriz