Con Miss Bala, el director Gerardo Naranjo habla de la fuerza que ha tomado la guerra contra el narcotráfico en México desde 2006. Stephanie Sigman interpreta a Laura en la cinta, una joven que aspira a coronarse como reina de la belleza de su Estado, pero es interceptada por una organización criminal. Miss Bala relata de manera kafkiana la historia de Laura en su anhelo por sobrevivir en una sociedad donde todos están involucrados en un mundo corrupto y sin ley.

Naranjo recuerda que el mismo fue un niño problemático, así que me mandaron a estudiar a un internado católico. Crecí rodeado de una atmosfera violenta, que nunca cuestione.

Las mujeres no eran muy bien tratadas (de hecho, Miss Bala aborda el asunto de como las mujeres son utilizadas como objetos). Solía ver a gente armada todo el tiempo, gente matando animales, cazando y peleando, y secuestrando también. Asumí que esta violencia era la manera cómo funcionaba el mundo; nunca cuestione si eran síntomas de una sociedad enferma.

Cuando cumplí 18 años, me mude a la ciudad de México, para luchar por el sueño de hacer cine, y fue allí donde me di cuenta de que esta violencia era señal de un mal en la cultura mexicana. No entiendo porque somos una sociedad tan explosiva.

Miss Bala es muy diferente a su ultima película, Voy a explotar [2008]. ¿Como paso de una a otra?

Con Voy a explotar llegue a un punto donde estaba perdiendo interés por lo que estaba haciendo. La historia giraba alrededor de escenas íntimas y todo era muy repetitivo. Tenía la impresión de que me estaba volviendo un poco perezoso y necesitaba un reto mayor, que me forzara a aprender a hacer algo que no supiera. Estaba encerrado en mi casa, viendo las noticias.

Cuanto más leía sobre la guerra contra el crimen organizado en México, mayor era mi desconcierto y mi interés por descifrar que estaba sucediendo en mi país. Después de un largo periodo de investigación, descubrí un tema donde podía hablar de quien soy. Obviamente, no soy un asesino ni un narcotraficante, pero no hay que ir muy lejos para encontrar a este tipo de gente.

Están a tu lado en el restaurante, puedes verlos en clubes nocturnos o en la calle, porque no están disfrazados. La única posición honesta que podía tomar en la historia acerca de esta cultura, era a través de una persona ajena a ese círculo. Entonces, decidí hacer una película sobre una persona que llega a conocer ese mundo de manera muy limitada y especifica. No me importaba entender a estas personas psicológicamente, porque no quería justificar lo que hacen o humanizarlos.

Lo más importante era observarlos desde fuera, sin importar la propia perspectiva. Este es un mundo muy violento, y Stephanie Sigman, la protagonista, aun no se ha recuperado del todo de la experiencia. Estuvo en cada una de las escenas y fue un papel muy exigente. Se han hecho un gran número de películas sobre el narcotráfico en México, pero la mayoría me deja insatisfecho. Como la policía ya no puede proteger a la sociedad, los capos de la droga son vistos como héroes; y porque el cine mexicano los ha retratado como personajes no tan malos. Ha habido dos películas muy exitosas que retratan este mundo; en una, los capos de la droga son vistos como héroes y se ha hecho una especie de apología sobre sus negocios y la manera como operan.

La otra es una comedia que los retrata como seres inofensivos. Por otra parte, la policía te roba, y la única gente que puede protegerte son los narcotraficantes. Es decir, los roles se han invertido, haciendo imposible distinguir a los buenos de los malos. La violencia en la ciudad de México es muy diferente a la violencia del norte del país. En la ciudad de México es una constante batalla entre ricos y pobres, y no creo que esté vinculada al narcotráfico. Aun así, es igual de cruel.

¿Qué ha llevado a esa pérdida de control?

Hace poco, hablando con los padres de un amigo les dije. .Este es el error de su generación, porque querían una sociedad sin ningún tipo de control. En México todos creen que, si no siguen las reglas, saben más y son mejores.

¿El desorden ha sido siempre una característica de la cultura mexicana?

Creo que siempre ha habido confusión acerca de quiénes somos. No somos españoles, y la cultura que existía originalmente era a la vez desarrollada y salvaje. Tenían rituales entre los que se incluían sacrificios humanos. Nos guste o no, somos así y no podemos evitarlo.

Nadie ha comentado acerca de la creatividad y de las diversas formas en las que los carteles matan y se deshacen de los cuerpos, es una locura. Ponen cabezas de cerdos en los cuerpos. Creo que eso viene del lado salvaje que teníamos antes de la llegada de los españoles.

Alguna vez comentó que México lleva a cabo una revolución cada cien años...., luego sería tiempo de que suceda una ahora. ¿Cree que lo que pasa en el país está fomentando una revolución?

Creo que, poco a poco, se está desarrollando una revolución, pero de una manera distinta. México, probablemente, es uno de los países en los que la desigualdad entre ricos pobres es mayor. Eso ha generado un odio terrible entre los pobres. Y dudo mucho que el gobierno algún día llegue a corregir esta desigualdad.

El cine es el lenguaje común más poderoso que tenemos. ¿Tendrá el cine la responsabilidad abordar temas como éste. Puede el cine crear conciencia y propiciar un cambio?

México es un país manipulado por la televisión, y la educación está basada en las telenovelas; el cine, por otro lado, opera en un nivel más alto. Creo que los cineastas crean diversos tapices sobre cómo es la vida. No sé cómo será recibida esta película, o si cambiará la imagen que tiene alguien sobre la guerra contra el narcotráfico, pero lo que sí sé, es que lo que hice fue hecho por amor a mi país y porque quiero regresarle algo de alguna manera. Hay una energía aquí que no encuentro en ningún otro lugar, y creo que esa energía tiene que ver con el hecho de que México tiene lo mejor y lo peor de la vida. Vivir aquí significa tanto una gran alegría como una gran tristeza.