La nueva comedia del director de El concierto (premios César, David de Donatello...) parte de una historia real ocurrida en Turquía en el 2001. Las mujeres de un pueblito estaban hartas de su tradicional ocupación de acarrear los pesadísimos cubos de agua desde una montaña. Para obligar a sus hombres a ocuparse de tan dura tarea, se declararon en huelga de sexo. Es decir que, como hiciera Lisístrata en la comedia de Aristófanes, para poner fin a una guerra, dijeron a sus garañones que nada de nada.

La fuente de las mujeres actualiza historia y comedia. Sin situarla en un lugar concreto, el director Radu Mihaileanu ha echado mano de elementos árabes clásicos, porque ese debía ser su ambiente, pero incorporando a la vez componentes de la vida actual, como el acceso de las aldeanas a las nuevas tecnologías. Con todo ello ha construido una oportuna metáfora de la lucha por la dignidad, el amor, el derecho al propio cuerpo y, en conjunto, por la libertad.

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