La inteligencia artificial se impone en los procesos de fabricación del calzado

La IA ya controla, además de los diseños, algunas de las operaciones más habituales en las líneas de producción, como la costura, encolado o corte de las pieles, y los fabricantes defienden que es una ayuda y no elimina puestos de trabajo

Un brazo robótico articulado es el proyecto de Inescop para automatizar procesos como embolsar plantillas de zapatos.

Un brazo robótico articulado es el proyecto de Inescop para automatizar procesos como embolsar plantillas de zapatos. / Áxel Álvarez

Rubén Míguez

Rubén Míguez

La inteligencia artificial (IA) ya controla algunos de los procesos más habituales en las líneas de producción del calzado. El encolado, la costura, los refuerzos, la selección y corte de las pieles, o el empaquetado ya los realiza maquinaria movida por inteligencia artificial, que cada vez se impone más en la industria, y la del calzado no es ajena a ello.

Eso sí, los fabricantes coinciden en negar que la mayor presencia de la IA vaya a acabar con los puestos de trabajo actuales y defienden que es una gran ayuda para los operarios, que pueden dedicarse a otros procesos con mayor valor añadido, en vez de realizar tareas que una máquina puede hacer de forma más productiva y que no suponen una cualificación especial. 

Futurmoda, que acaba de cerrar sus puertas con 5.000 visitantes, es un buen escaparate de hacia dónde va el sector del calzado y sus componentes. La maquinaria ya ocupa buena parte de su espacio expositivo y han sido 28 las empresas que han presentado sus novedades, donde la IA está cada vez más presente en los software de las máquinas para fabricar calzado y componentes y, en general, en toda la marroquinería.

«La inteligencia artificial está ya dando pistas de qué productos fabricar, anticipa si ese producto que queremos va a tener buena respuesta de ventas o no porque intuye lo que demanda el mercado en esos momentos», indica, con cierta admiración, Álvaro Sánchez, director general de la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC), organizadora de Futurmoda. «La máquina decide y elige cómo debe ser el producto», añade. 

Un operario maneja una máquina de corte y encolado controlada por inteligencia artificial.

Un operario maneja una máquina de corte y encolado controlada por inteligencia artificial. / Áxel Álvarez

Anticiparse al comportamiento del mercado

La inteligencia artificial se viene usando en el diseño del calzado, pero será capaz de predecir hacia dónde va a orientarse el comportamiento de un consumidor, en cualquier mercado mundial, de cara a una temporada próxima. Algo que, señalan los fabricantes, ayudará a concentrar las colecciones y a reducir muestrarios, ganando en rentabilidad. 

Rentabilidad que la IA logra, según los fabricantes de maquinaria para el calzado, en los procesos de producción. Un operario marca con un lápiz óptico una enorme piel en un stand de Futurmoda.

Pedro Vives, CEO de Comelz España, marca una piel con el digitalizador.

Pedro Vives, CEO de Comelz España, marca una piel con el digitalizador. / Rubén Míguez

Digitalizador de pieles

Las telecámaras incorporadas fotografían la piel, la muestran en pantalla y con el digitalizador el operario marca las taras y las distintas zonas de calidad. Este operario no necesitará un troquel, como antes, para evitar las taras de la piel, la inteligencia artificial se ocupará de marcarlas.

«Con la IA tratamos desde el diseño de los modelos, al corte de los materiales, y lo estamos introduciendo para digitalizar las pieles», explica Pedro Vives, CEO de Comelz España, una empresa italiana fabricante de maquinaria para automatismos de la industria del calzado y cuya sede está en Elche. «Con esto ganamos en productividad, en calidad, en aprovechamiento del producto y en el control absoluto del almacén de pieles», señala Vives. 

Un operario digitaliza una piel con un lápiz óptico y una máquina que incorpora IA.

Un operario digitaliza una piel con un lápiz óptico y una máquina que incorpora IA de Comelz. / Áxel Álvarez

Un bolso de lujo, un zapato de vestir y una zapatilla deportiva pueden usar la misma piel, pero cada una usa las distintas calidades que tiene. Es el operario el que posiciona la piel y la máquina con IA la encargada de realizar el corte y selección de taras. «Es un proceso más rápido y se ahorra material», defiende.

«Hay cada vez menos operarios cualificados y con estas herramientas les damos la facilidad de dedicarse a otras tareas más complicadas», indica el responsable de esta empresa, que cuenta con 60 desarrolladores de software. 

Corte y encolado

En la misma línea se expresa Alejandro Sánchez, administrador de la empresa Paco Bazán de la localidad gaditana de Ubrique, cuna de los artículos de piel. Una gran pantalla controla todo el proceso de corte y encolado de unas piezas para calzado en la máquina que expone en Futurmoda.

«Es capaz de hacer la costura, gracias a la inteligencia artificial, y permite que las líneas de producción sean más eficientes y operativas, quitando el trabajo fatigoso a los operarios», explica.

Una máquina de corte y encolado que se maneja gracias a la inteligencia artificial y permite una mayor rapidez del proceso.

Una máquina de corte y encolado que se maneja gracias a la inteligencia artificial y permite una mayor rapidez del proceso en el stand de Paco Bazán. / Áxel Álvarez

«Podemos poner una piel, decirle que la lea, y marcarle por colores los fallos y por calidades, y la máquina recalcula dónde tiene que cortar, lo que es más rápido, sencillo, intuitivo y ergonómico para el operario», defiende, señalando que evita procesos muy repetitivos que pueden provocar lesiones. 

No obstante, este empresario, que factura 6 millones al año con la venta de maquinaria para la marroquinería y el calzado para clientes de firmas de lujo como Loewe, Gucci, Chanel, Dior o Louis Vuitton, considera que aún se está muy lejos de que las máquinas lo hagan todo. «No quitamos al operario, le facilitamos la labor», insiste. 

Robot

No muy lejos de este stand, llama la atención un enorme brazo articulado manejado por una persona con gafas virtuales y joysticks. Es el proyecto «April» en el que participa, junto a otros socios europeos, el Centro Tecnológico del Calzado, Inescop, ubicado en Elda.

El brazo robótico de Inescop manejado con unas gafas virtuales y unos joysticks.

El brazo robótico de Inescop manejado con unas gafas virtuales y unos joysticks. / Áxel Álvarez

Se trata de un sistema robótico para la manipulación de materiales deformables y flexibles empleados en sectores tan dispares como el de fabricación de calzado, sector cárnico o textil, entre otros, y financiado por la UE.

En el caso de Inescop se aborda el reto del embolsado robotizado de plantillas de calzado con un doble objetivo: por un lado, se pretende liberar al trabajador de tareas repetitivas y tediosas que, sin requerir mucha fuerza, pueden provocarle lesiones por fatiga muscular, y, por otros, alcanzar una mejora del nivel tecnológico del puesto de trabajo, pasando de un operario de perfil bajo a un operario supervisor del sistema robótico.

José Francisco Gómez, responsable de Desarrollo de Negocio de Inescop, observa el funcionamiento del robot.

José Francisco Gómez, responsable de Desarrollo de Negocio de Inescop, observa el funcionamiento del robot. / Rubén Míguez

«Incluso, gracias a la IA, reconoce gestos, o si el operario está cansado, que baja el ritmo, o se para si hay peligro», explica José Francisco Gómez, responsable de Desarrollo de Negocio de Inescop. El robot aprende la tarea que se le asigna, como empaquetar el calzado, y es capaz de optimizar esa tarea. «La mano robótica se adapta a coger cualquier objeto y es configurable, evita movimientos repetitivos a un operario que se puede tirar todo el día embolsando», añade. 

La IA no es ya el futuro, es el presente de una industria, la del calzado, que busca en la innovación una seña de distinción para competir con otros potentes mercados, como el asiático.

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