Ni sólida, ni líquida, la gelatina natural es transparente, inodora e incolora. Un clásico del universo culinario que en los últimos tiempos vuelve a estar muy vigente. No es extraño, pues se trata de un alimento muy versátil. Puede ejercer de ingrediente principal, como es el caso de la gelatina de postre o los majestuosos áspics, o como un ingrediente más de cremas, helados, flanes, tartas, purés... Con la peculiaridad de que la gelatina no aporta sabor, pero sí una textura muy especial.

Además, tiene la gran ventaja de que se trata de un alimento con un valor nutritivo notable. No hay que olvidar que es muy rica en proteínas y no tiene grasas. Sin contar que, como siempre se utiliza rehidratada con algún líquido, su aporte energético es más bien escaso. Como su precio.

Por si fuera poco, para utilizarla no se requieren grandes conocimientos culinarios ni demasiado tiempo.

Un poco de gelatina combinada, por ejemplo, con un sustancioso puré de fresas natural y un poco de azúcar es un postre sano, y muy sabroso. Si además se combina con una oronda bola de helado de vainilla, el resultado es delicioso.

-Las gelatinas de postre industriales suelen conllevar una dosis notable de azúcar. En general, su composición suele ser gelatina, colorantes, azúcar y en algunos casos zumos de fruta, chocolate... En cualquier caso, es un alimento que aporta energía y no es un light, como se suele pensar. Por supuesto, sí resulta más ligero que una tarta o un pastel.

- La gelatina, siempre que sea de origen animal, tiene un alto aporte proteico, aunque no de gran calidad pues carece de varios aminoácidos esenciales.

- La gelatina de fruta tiene una textura agradable y un buen sabor, pero no cuenta con las virtudes de la fruta.