"¡Qué ganas de comer tarta! Ya. Con trocitos de chocolate. ¿Pero sacar ahora el molde y ponerme a hacer una tarta entera para mí solo? ¿Precalentar el horno y esperar luego una hora?". Este razonamiento se cruza por la cabeza más de una vez, pero ahora no hay que devanarse más los sesos: hay una solución y se llama mug cake.

Mug quiere decir taza en inglés. Un mug cake es una tarta que se hace en una taza. No solo se mezclan los ingredientes dentro de ella, sino que la delicia se hornea allí mismo. Y por si no fueran suficientes ventajas, lo bueno de las mug cakes es que se las puede hacer dulces o saladas, sin casi ningún utensilio de cocina. Y para que salgan mal hay que esforzarse realmente mucho.

¡Atención! El mug cake no es lo mismo que la tarta de taza, aquella en la que todos los ingredientes se miden con la misma taza. Esta torta lleva el nombre de la taza porque se prepara en ella.

Desde el punto del vista del gusto, las mug cakes no saben muy distinto a las tartas comunes, aunque para la autora de un libro sobre el tema (editado en español bajo el título: 'Mug Cakes, delicias en tazas para microondas' por editorial DosEditores), la alemana Angelika Illies, son más ricas tibias. Tampoco tiene sentido colocarlas sobre un plato: se las come con cuchara directamente desde la taza.

Para los amantes del chocolate, Illies recomienda una masa con chocolate blanco y una salsa de chocolate negro. La mantequilla y el chocolate se derriten en la taza y luego se les agrega huevo, azúcar y azúcar vainillada. Se añaden leche, harina y polvo leudante. Todo se mezcla bien con una pequeña batidora manual o un tenedor. En el medio se coloca la salsa de chocolate negro. La preparación va 90 segundos al microondas a 600 vatios. Y listo. En apenas 10 minutos.

Quien tiene ganas de comer torta de queso puede probar según Illies con dos recetas simples: la 'Easy Cheesy', que consiste en mezclar queso fundido y requesón con el resto de ingredientes, hornear brevemente y decorar todo con mermelada de frambuesa. El requesón debe estar bien escurrido, porque sino la humedad hace que la tarta no se cocine de forma pareja. El 'New York Cheesecake', en cambio, se hace con biscotes, requesón, huevo, mantequilla y azúcar. Y se corona con una crema de requesón y mermelada de grosella. Illies lo recomienda porque conserva la forma al enfriarse y es rico y jusgoso incluso frío.

Si bien la clave de estas tartas es que se pueden preparar rápidamente en el microondas, también se las puede hacer en el horno. La alemana Eva Neisser, que también escribió un libro sobre el tema (pero solo de tartas saladas), afirma que en la mayoría de las recetas se recomienda precalentar el horno a 180 grados y hornear la masa 25 minutos en el estante del medio.

La taza debe ser de vidrio o cerámica, pero no puede tener borde dorado o metálico. También se pueden usar recipientes sintéticos siempre y cuando sean aptos para microondas. Los que están completamente prohibidos son los metales de todo tipo, el papel o el telgopor.

Neisser recomienda usar siempre tazas altas, ya que los huevos suben mucho en la masa. Tampoco deben ser muy estrechas ni angulosas.

Una receta clásica es la del mug cake à la caprese, es decir, con tomates y mozzarella. En la taza se ponen huevo, harina, orégano, cubitos de tomate, albahaca y mozzarella. Tras hornear todo en el microondas o en el horno se adorna con una rodaja de tomate y queso y se baña con unas gotitas de aceto balsámico y ¡listo! Si le gusta más picante, hágase un mug cake con queso emmental, gruyere y cheddar. Quedan riquísimos con una crema de guisantes. Para ello basta descongelar guisantes, cocinarlas y mezclarlas con menta, aceite de oliva, crema ácida, jugo de limón, sal y pimienta.

Otro consejo: como las mug cakes son pequeñas, hay que estar muy atento con las cantidades y medir bien los ingredientes. Si con 20 gramos de queso la tarta queda firme, con 40 quedará dura. Por eso, nada de medir a ojo. También hay que tener cuidado con las cantidades de polvo para hornear. Si se exagera, la tarta puede subir muy rápido y rebasar el borde de la taza.

Las mug cakes son ideales para los reposteros poco experimentados, ya que permiten ser creativo pero, a la vez, las tazas lo simplifican todo. Por empezar, no existe el problema de que la tarta se quede pegada al molde. Además, al igual que otros dulces pequeños como los macarons o los cupcakes, permiten ofrecer distintas opciones pequeñas en vez de una sola tarta grande.