­Visto y no visto. Con la rapidez que nace de la confianza en lo que se está haciendo, con intensas jornadas que se iniciaban al alba y se prolongaban hasta la madrugada y, también, con el objetivo de ajustar la realidad al entorno para que el trabajo final forme parte de ese lugar entre el mar y la sierra de Elche, entre Arenales y Santa Pola, se ha levantado una plataforma artificial dedicada al ocio... y que tiene detrás un nuevo planteamiento de existencia para la arquitectura contemporánea.

La imagen no se parece a nada de lo contemplado hasta el momento y la ejecución es el resultado de estudios prácticos y realidades económicas del momento actual. Aparece con el nombre de MED Arenales Sound, pero su soporte vivencial habla por sí solo: arquitectura temporal. «A lo largo de los casi 2.000 metros cuadrados, sin impacto alguno para la zona, lo que se ha intentado realizar es una estructura de última generación, lejos de la imagen retro y costumbrista que habitualmente se hacía en este tipo de instalaciones», explica Ángel Rocamora, el arquitecto ilicitano que se ha encargado de «ordenar sin desvirtuar, adaptar el proyecto al lugar donde está, respetándolo, para que se pueda disfrutar de todas sus posibilidades. Hemos pensado también, en todo momento, que es un nuevo concepto de poder disfrutar de la cercanía del mar, nada elitista, con diferentes ambientes y opciones para gente de todas las edades».

La construcción es temporal, estará hasta septiembre, y «no va a afectar al medio porque se realiza en seco, y donde hay que pensar sólo en ensamblar, montar y desmontar, teniendo siempre a mano materiales reutilizables. Todo está prefabricado, es desmontable y reciclable». Nada que ver, pues, con la construcción convencional. Ángel Rocamora tiene ya el recorrido de haber dado vida a este proyecto en Marbella para la fiesta solidaria Starlite del actor Antonio Banderas que se organizó el verano pasado. «Entonces, estaba en medio de una cantera; y ahora, entre la montaña y el mar... en cada sitio es fundamental respetar el lugar, adaptarse al espacio y utilizar la luz». Todos los permisos (Costas, Ayuntamiento, Medio Ambiente) refuerzan, además, un proyecto de arquitectura cercana y responsable con la realidad, con el mar como testigo.