Opinión | Opinions des d’Elx

El Palmeral cambia de concejal, pero no de problemas

Imagen del Palmeral de Elche.

Imagen del Palmeral de Elche. / JoanAntoniOltraSoler

La semana pasada tomó posesión el nuevo concejal del Palmeral, José Antonio Román, después de que una situación estrambótica, por decir algo, hiciera que tuviera que dimitir un concejal del PP. Anteriormente, las competencias sobre el Palmeral las tenía el concejal Juan de Dios Navarro.

Las múltiples tareas que éste llevaba (también es diputado provincial) no han facilitado su desempeño, máxime en un tema que lleva años siendo la cenicienta en las preocupaciones municipales. Su capacidad de diálogo y sus conocimientos de la gestión (es uno de los concejales más veteranos de la Corporación) no han sido suficientes para imprimir el necesario giro positivo a tema tan importante.

El nuevo concejal, José A. Román, llega precedido de referencias interesantes. Conoce perfectamente el tema y, profesionalmente, sabe de lo que se trata. Su llegada ha levantado ciertas esperanzas en muchos sectores relacionados con el Palmeral. Señal, en todo caso, de lo mal que se ha pasado en estos últimos años. Es cierto que hay dudas sobre cómo trabajará por el Palmeral, desde una perspectiva conservacionista y de protección y mejora que, hasta ahora, no ha manifestado. Y ése es el tema importante. En ese enfoque, tan necesario hoy en día, es evidente que contará con la colaboración de entidades y sectores preocupados por el mismo. Pero lo que no puede esperar es sumisión o silencio si la política que desarrolla él, o el conjunto del Ayuntamiento, choca con las necesidades del Palmeral. Y es algo que ya ha sido necesario expresar.

La insistencia del alcalde, Pablo Ruz, en criticar la nueva Ley del Palmeral es preocupante. Los huertos declarados Patrimonio de la Humanidad son BIC, también según la Ley de Patrimonio Cultural valenciana, y requieren un entorno de protección para garantizar la no afección al bien protegido. Pasa igual que con el patrimonio histórico, como bien él debe saber. Y la Conselleria de Cultura, aunque no quisiera, es la responsable última en garantizar esa situación. Y es verdad que, para ello, vendría muy bien que el Ayuntamiento aprobara, de una vez, el Plan Especial de Protección del Palmeral, como dice la ley, y que ahí se determinasen los supuestos aplicables en esos espacios. Esto sí hace falta y poco les preocupa.

Ser Patrimonio de la Humanidad es para estar orgulloso, pero también tiene sus obligaciones. Si no gusta, se puede plantear renunciar a la distinción. Lo difícil es tenerla y querer seguir como siempre. Y, encima, criticar a las entidades que, como Volem Palmerar, piden que se respete la ley, y los criterios que marcó la Unesco cuando reconoció al Palmeral.

Y, mientras, se regatea una ampliación de la plantilla de palmereros, a pesar del aumento de la superficie a cuidar. Se prefiere privatizar el servicio. Parece que el Ayuntamiento, ahora que se ha conseguido que este oficio sea BIC, prefiera estar bajo mínimos. Algo insólito y que dice muy poco en su favor.

Hace unos días, este diario denunciaba la situación de algunos huertos históricos, en este caso Villa Carmen y Montenegro. El listado es muy extenso. Es increíble que, para que se actúe en ellos, haya que estar siempre denunciando. La falta de riego, plantación y renovación de ejemplares, las plagas, el exceso de herbicidas, etc., están poniendo en peligro el futuro de muchos huertos. Y esto, el nuevo concejal lo sabe perfectamente. Y el alcalde, también.

Es curioso que cuando el PP habla de la nueva ley sea siempre para pedir que se empeore en sus medidas de protección y, en cambio, no se atrevan a exigir a la Generalitat que cumpla lo que esa ley dice: que sufragará el 50% de los gastos que el Palmeral ocasiona.

Lucir el reconocimiento es fácil, trabajar por mantenerlo no tanto. Ahí el nuevo concejal tiene un reto apasionante. Si se lanza, y no lo tendrá fácil ni con los suyos, al Palmeral de Elx le vendrá muy bien. Falta le hace.