Sentimientos encontrados. Por un lado, lágrimas porque las Hogueras de San Vicente terminan por este año, y por otro, alegría porque comienza un nuevo ejercicio en el que los festeros volverán a poner toda su energía y ganas para continuar trabajando por la fiesta y por su municipio. Esto fue lo que experimentaron los foguerers y barraquers en la noche de la cremà mientras las llamas consumían los 22 monumentos que este año se han plantado en las calles de San Vicente del Raspeig.

Tras un duro año de trabajo por parte de las comisiones fogueriles que han hecho un gran esfuerzo económico y humano por mantener el nivel de los años anteriores y de la ejecutiva de la Federación, que ha logrado mantener todos los actos con un presupuesto más reducido, a las doce de la noche el fuego tomó San Vicente.

La primera hoguera en arder fue la oficial. Bajo la atenta mirada de cientos de sanvicenteros y visitantes que se aglutinaron en la plaza de España, las Belleas del Foc de este año, Verónica Amorós (adulta) y Mireia Leiva (infantil), fueron las encargadas de encender la mecha que puso fin a estas fiestas. Así, a pesar del calor de las noches de julio, el monumento de los Hermanos Gómez Fonseca con el lema «San Vicent, una ciutat de flors», reunió a multitud de personas dispuestas a disfrutar de las llamas que prendieron el jarrón con flores de 8,5 metros de alto que representaban los rincones y las personas que han hecho posible la transformación de San Vicente, y de los diversos cuadros que repasaban la trayectoria y la evolución del municipio.

Después de arder la oficial, le llegó el turno a la ganadora del primer premio de este año, Carrer Nou. Los comisionados despidieron estas fiestas felices de haber logrado el máximo galardón y deseosos de repetir el próximo año de la mano del joven constructor Carlos Albadalejo.

Luego le llegó el turno al resto de distritos que conforman las Hogueras de San Vicente. En total fueron 22 los monumentos que ardieron a partir de la media noche, lo que propició que en cada uno de ellos tuvieran lugar las tradicionales «banyàs» que acompañan a la cremà.

Cerca de un centenar de efectivos velaron por salvaguardar la seguridad de los ciudadanos este fin de semana. La Guardia Civil, la Policía Local, el Cuerpo Nacional de Policía, el Consorcio Provincial de Bomberos y Protección Civil se coordinaron durante estos día de fiesta.