Las vacaciones ya están aquí y como todos los años surge la misma pregunta: ¿dónde nos vamos? Las opciones son infinitas pero, en esta ocasión, os mostramos una lista con diez opciones para los enamorados del turismo rural y para aquellos que no necesitan irse muy lejos para disfrutar de sus días de verano.

Olite (Navarra)

Uno de los pueblos más pintorescos de la geografía española es Olite, situado en Navarra. Esta localidad es de visita obligada, ya que andar por sus calles es como perderse en un cuento de hadas. ¿La razón? El Palacio de Olite y sus murallas te transportan a otra época. Fue construido durante los siglos XIII y XIV y llegó a ser una de las sedes de la Corte del Reino de Navarra a partir del reinado de Carlos III "El Noble".

Además, los aficionados al vino y al mundo de las catas se encontrarán en su salsa. Olite posee una amplia oferta de bodegas y catas para disfrutar de una de las rutas del vino más importantes del país.

Castefollit de la Roca (Girona)

Este pintoresco pueblo, de menos de 1 kilómetro cuadrado de superficie, está asentado en un riscal basáltico, el de Castellfollit, y limitado por la confluencia de los ríos Fluvià y Toronell, entre los cuales se levanta esta pared.

Aparte de contar con la única cantera activa de basalto de todo el estado, Castellfollit de la Roca cuenta con otros atractivos como son el casco antiguo, de origen medieval; la iglesia de Sant Salvador, de la cual se tiene constancia desde el siglo XIII; y el campanario dedicado a Sant Roc.

Júzcar (Málaga)

La elección de este pueblo va dirigida a los más pequeños y a los nostálgicos. La peculiaridad de Júzcar es que todas sus casas están pintadas de azul, ya que en este pueblo se produjo el estreno mundial de la película 'Los Pitufos', el 16 de junio de 2011.

A pesar de ser una campaña publicitaria, el "Pueblo Pitufo" decidió mantener el azul de sus fachadas en consulta popular, ya que este cambio impulsó el turismo del lugar.

Cudillero (Asturias)

Este singular enclave asturiano es uno de los pueblos más visitados de la costa cantábrica. Su característica más reseñable es su desnivel, lo que hace que todo el pueblo se encuentre en cuesta.

Este pueblo pesquero cuenta con un gran número de atracciones turísticas, como sus paisajes, su gastronomía y, por supuesto, su puerto. Asimismo, se pueden encontrar numerosos locales donde comprar artesanía de la zona que puede servir como el regalo perfecto.

En los alrededores del pueblo, en el propio municipio de Cudillero, se puede disfrutar de sus numerosas playas, hasta 30, entre las que destaca la Playa de San Pedro, una de las más pequeñas pero de las más pintorescas.

Miravete de la Sierra (Teruel)

Si buscas tranquilidad, éste es el pueblo para ti. Ubicado en Teruel, Miravete de la Sierra se autodenomina como "el pueblo en el que nunca pasa nada". De hecho, tan solo viven de forma permanente 12 personas, cuyas edades no bajan de los 80 años.

Pero aunque no pase nada, Miravete cuenta con varios monumentos que visitar, como son el puente medieval del siglo XVI, el Ayuntamiento, la Iglesia de la Virgen de las Nieves, construida en el 1574, y la Ermita de San Cristóbal. Este pequeño pueblo es la opción perfecta para olvidarse del mundo.

La Granja de San Ildefonso (Segovia)

Su nombre es "Real Sitio de La Granja de San Ildefonso". Tradición, belleza y paz. Es lo que podrás encontrar en este pueblo que acuna realeza. Su Palacio Real y sus Jardines son el plato fuerte. El rey Felipe V se retiró a este lugar en 1724 y durante los veinte años siguientes engrandeció los jardines y el palacio, que fue usado como residencia de verano por todos sus sucesores hasta Alfonso XIII.

Además, si pruebas su plato más típico, volverás. Se trata de los "Judiones de La Granja" que podrás probar en la mayoría de los bares y restaurantes del pueblo. Asimismo, dispone de campo y montaña para desconectar.

Campillo de Ranas (Guadalajara)

Este pequeño municipio es uno de los más representativos de la 'arquitectura negra' de Guadalajara. Hay que concretar que de Campillo de Ranas dependen los pueblos de Campillejo, El Espinar, Roblelacasa, Robleluengo, Matallana, El Vado, y La Vereda, formando así un Concejo.

El rasgo más relevante de estos pueblos es su arquitectura, en la que destaca el uso de la pizarra tanto en las cubiertas como en los muros de las casas.

Ochate (Burgos)

Para los más aventureros y amantes del misterio, Ochate es su pueblo. Situado en el Condado de Treviño, ha atraído a los seguidores de lo paranormal desde hace años.

La razón es que el pueblo está abandonado y se dice que numerosos fenómenos paranormales ocurren en él. El acceso es complicado, ya que no se puede llegar en coche. Los que se aventuren podrán visitar las ruinas, entre las que se encuentran una torre de la antigua iglesia de San Miguel y los restos de la Ermita de Burgondo.

De hecho, muchos visitantes se aventuran en este pueblo para captar psicofonías e incluso el programa 'Cuarto Milenio' le dedicó uno de sus episodios para investigar sobre su presunto misterio.

Mondoñedo (Lugo)

Si viajamos hacia el norte, nos podemos encontrar otro de los pueblos más bonitos de nuestro país. Mondoñedo, situado en Lugo, cuenta con un rico patrimonio arquitectónico, hasta el punto de que su casco viejo fue nombrado conjunto histórico-artístico en 1985.

El pueblo, que cuenta con 15 parroquias, tiene como centro la plaza de la catedral, construida en el siglo XIII. Además, se puede disfrutar de edificios como el Santuario de los Remedios, el Hospital de San Pablo, el Convento de la Concepción, la Iglesia de Santiago, el Monasterio de Los Picos y el Real Seminario Conciliar de Santa Catalina.

Arcos de la Frontera (Cádiz)

Si viajamos hacia el sur podemos encontrar numerosos pueblos con encanto. En Cádiz está Arcos de la Frontera, un municipio perteneciente a la ruta de los 'pueblos blancos'.

Localizado en la sierra gaditana, en esta localidad se pueden encontrar lugares tan curiosos como el yacimiento de la Sierra de Aznar. Sin embargo, la influencia más importante de este pueblo viene reflejada por la cultura musulmana.

Los visitantes de Arcos de la Frontera se encontrarán con calles estrechas que desembocan en enclaves tan pintorescos como el Castillo de los Duques, la Puerta de Matrera o la Basílica de Santa María.