España puede presumir de casi 8.000 kilómetros de litoral. A lo largo de él, durante siglos, la pesca no solo ha sido uno de las actividades clave, sino que también ha configurado en gran parte el paisaje urbano de un sinfín de rincones de la costa. Muchas localidades conservan hoy la estructura, la arquitectura y el sabor tradicional de los antiguos pueblos pesqueros. Estos son algunos de ellos:

Cadaqués (Girona)

Cadaqués es, para muchos, el pueblo más bello de la costa mediterránea española. La población se asienta junto al Cabo de Creus y es la más oriental de la península. Sus calles estrechas destilan sabor marinero, entre las blanquísimas casas del casco antiguo que corona la iglesia de Santa María y que ofrece su peculiar estampa hacia el Mediterráneo.

Durante años se dedicó a la pesca, pero desde hace décadas ganó notoriedad como lugar de veraneo. Pese a ello, ha escapado a los riesgos del turismo de masas y conserva el encanto que sedujo a un buen número de artistas, como Salvador Dalí, de quien queda como legado la Casa Museo en la cala de Portlligat.

Peñíscola (Castellón)

Peñíscola ofrece una de las postales más reconocibles de la costa levantina. Su expansión como uno de los principales centros turísticos de la costa mediterránea no le ha impedido conservar la belleza que le confiere su casco antiguo, coronado por la inconfundible silueta de su castillo, tantas veces filmado en el cine.

La localidad castellonense atrae a miles de turistas a sus playas durante el verano, pero tras sus viejas murallas, en el centro histórico, se encuentra quizás su principal atractivo. Fue esta pequeña península de estrechas calles empedradas, hoy repletas de restaurantes, la que el Papa Luna eligió como residencia durante un tiempo.

Cudillero (Asturias)

Cudillero es uno de los pueblos más visitados de la costa cantábrica. Su característica más reseñable es su organización urbana en desnivel, que desciende hasta su peculiar plaza, repleta de terrazas, un espacio ideal ara disfrutar de la gastrnomía de Aaturias.

En los alrededores del pueblo, pero dentro del propio municipio de Cudillero, se puede disfrutar de sus playas, entre las que destaca la Playa de San Pedro, una de las más pequeñas pero de las más pintorescas.

Puerto Mogán (Las Palmas)

Este pequeño enclave de la costa sur de Gran Canaria es un ejemplo de remodelación urbana no reñida con la tradición y lo mesurado. Sus casas blancas de dos alturas, jardines, flores y canales le han valido el nombre de la Venecia de Gran Canaria.

El puerto, perfectamente integrado en la población, aporta un toque de autenticidad a este antiguo barrio pesquero. Además, los fondos de su costa son espacio ideal para la práctica del buceo.

Combarro (Pontevedra)

Combarro es uno de esos pueblos que nos retrotraen al pasado. La arquitectura popular de sus casas, sus calles de piedra, los cruceiros y sus peculiares hórreos junto a la ría le han convertido en un símbolo de las Rías Baixas.

Además, la localidad pontevedresa, conjunto histórico artístico y pintoresco, no sólo es uno de los rincones más bellos de Galicia, sino que también ofrece a sus visitantes su rica gastronomía en el ambiente marinero de la ría de Pontevedra.

Altea (Alicante)

Altea erige sobre un promontorio junto al Mediterráneo su blanco casco antiguo, con la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo en lo más alto. El templo, con sus inconfundibles cúpulas de azulejo es, sin duda, el símbolo de la localidad.

Pero el aire del viejo pueblo pesquero se saborea en sus pintorescas calles empedradas que descienden hacia el mar. La parte antigua es un lugar ideal para disfrutar de la gran oferta de restaurantes de esta emblemática localidad de la Costa Blanca, que ha atraído a lo largo de la historia a numerosos artistas.

Hondarribia (Guipúzcoa)

Hondarribia, frente a Francia, junto a la desembocadura del río Bidasoa, presume de ser uno de los pueblos más bellos del País Vasco. El casco antiguo, que se recoge sobre sus imponentes murallas, cuenta con un buen número de monumentos y edificios de interés, como el castillo de Carlos V, que hoy es un Parador Nacional, aunque también sus ejemplos de arquitectura popular son de gran belleza.

Pero es fuera de las murallas donde mejor se aprecia el pasado marinero de la localidad. En el antiguo barrio de pescadores llaman la atención los vivos colores de los balcones, muchas veces repletos de flores, de sus casas pintorescas. Es allí, además donde bulle el ambiente en los bares de 'pintxos'.

Tarifa (Cádiz)

Tarifa, el pueblo más meridional de Europa, se encuentra en la línea divisoria del mar Mediterráneo y del océano Atlántico, que se abrazan enfrente de la propia localidad. Los vientos que azotan la zona casi de forma permanente la han convertido en un lugar ideal para la práctica del surf, el windsurf y otros deportes acuáticos. Históricamente ha sido un pueblo pesquero, pero ahora está claramente orientado al turismo.

El encanto de Tarifa reside en su parte antigua, en el antiguo recinto amurallado, del que se conservan amplios tramos. Hasta hoy ha resistido la Puerta de Jerez, por donde se accede a su núcleo histórico, que invita a pasear entre sus casas blancas, por las calles tranquilas que llegan hasta el castillo, con el puerto a la vista.

Estepona (Málaga)

Pese a la presión turística, Estepona puede seguir presumiendo de un casco antiguo que ha sabido conservar el viejo aroma del pueblo marinero que fue. Recientemente, además, algunas de sus calles han sido remodeladas y peatonalizadas, y sus casas blancas y adornadas de maceteros lucen con renovada belleza.

Además de poder disfrutar de sus playas, una idea diferente para conocer esta localidad es acercarse al puerto pesquero, donde por la tarde tiene lugar la subasta del pescado.

Lastres (Asturias)

Lastres, uno de los pintorescos pueblos marineros del norte de España, es otra localidad de casas apiñadas en torno a calles en cuesta. El pueblo ha vivido un nuevo auge turístico gracias a la serie 'Doctor Mateo'. Hasta aquí llegaban muchos visitantes para conocer los atractivos de San Martín del Sella, el nombre ficticio que la televisión dio a este rincón asturiano que no sólo agrada por su peculiar casco urbano sino también por su gastronomía.