Zamora se puede visitar de muchas maneras distintas: haciendo senderismo, en bicicleta, pero una de las más especiales se realiza en moto. Cada vez más motoristas se decantan por las carreteras zamoranas para llevar a cabo rutas, entre otras cosas por su proximidad a Portugal, los preciosos parajes que tenemos en la provincia y las carreteras que hay en la provincia. Como comenta Kike González, presidente de la Asociación Motociclista Zamorana (AMZ), "alguien que sale de ruta busca, a través de la moto, un paisaje idílico, esa carretera desierta o ese trazado sinuoso de curvas". Para encontrar todo esto, la Asociación Motociclista Zamorana ha escogido un par de rutas para vivir la provincia en moto.

La preparación

Pero antes de salir con la moto, primero debemos prepararnos. Desde la AMZ recomiendan ir bien equipado. Además de las medidas de seguridad habituales, se debe contar con la climatología, sobre todo en otoño."Llevar un traje de agua o uno de cordura que permita circular con lluvia es recomendable" recuerda González, que también alerta de las condiciones de la via: "Conducimos por carreteras secundarias, que no están bien cuidadas, con gravilla, baches y con mala señalización".

En cuanto a la mecánica, el propio Kike González reconoce que "generalmente no prestamos la atención que se merece a las motos". A parte de las revisiones habituales, en esta época tenemos que poner el ojo en las baterías y en los neumáticos. "Debemos llevarlos muy reglados, pues no alcanzan la misma temperatura en verano que en invierno. Además se circula por zonas en las que puede haber llovido y por tanto, es necesario que las ruedas estén bien" comenta Kike González.

Los Arribes, un mirador del Duero

Foto: Uno de los miradores de Fermoselle.

Ahora que estamos vestidos correctamente, comenzamos con la ruta. El primer itinerario que desde la AMZ recomiendan es la que une la capital con Fermoselle y Bemposta para descubrir toda la zona sur de la frontera portuguesa-zamorana. Esta ruta pasa por los Arribes del Duero, una de las atracciones turísticas principales de la provincia, una zona declarada Parque Natural en 2002. En su recorrido, debemos parar en alguno de los muchos miradores de los Arribes que hay por el camino, como el de Los Barrancos, el de Las Escaleras o el de Las Peñas, en Fermoselle; el de Santa Bárbara, en Bemposta, o el mirador de Poiares, un pueblo dentro del concelho de Freixo de Espada à Cinta, en Portugal.

La vegetación en esta zona destaca por la gran abundancia de especies típicamente mediterráneas, donde encontramos cultivos impropios para esta latitud como: olivo, vid, almendro, frutales. También destacan los distintos tipos de aves, que son las especies de mayor valor faunístico de la zona, con especial relevancia del buitre común, águila real, águila perdicera o cigüeña negra.

Sierra de la Culebra y Sanabria, otra senda a realizar

La segunda propuesta discurre por Zamora, Alcañices, Braganza, Calabor y Puebla de Sanabria, acabando en el punto de salida. Este recorrido lleva, antes de llegar a la frontera portuguesa, a la Sierra de la Culebra, una de las zonas más bellas de la provincia. Los castaños que lo pueblan crean una paleta de colores pardos que contrastan con los pinos con los que han repoblado gran parte de la sierra.

Asimismo, la fauna tan característica hace que sea imprescindible acudir en esta época. La berrea de los ciervos, que ocurre en los primeros días de la estación, se puede escuchar muy bien en una de los municipios por las que pasa la ruta, Rihonor de Castilla, pueblo conocido por estar en mitad de la frontera hispano lusa, con mitad del pueblo en España y mitad en Portugal.

En la Sierra de la Culebra encontramos un ejemplo único de ecosistema natural en frágil equilibrio, en el que comparten hábitat una importante comunidad de lobos con una elevada población de ciervos, la especie controlada y más numerosa de la reserva de los que se han visto ejemplares de más de 200 kilos y cuernas de las más grandes de España. Se estima una población de 60 lobos distribuidos en dos núcleos. Existen, asimismo, numerosas poblaciones de zorro, jabalí, milano negro y real, cuervos y esporádicos buitres leonados y alimoches.Foto: Un grupo de motoristas en ruta. (Firma F. C)

La dificultad en las dos rutas es la misma: la fauna. Como nos apunta Kike González, presidente de la AMZ, "estamos en la época de la berrea y debemos extremar mucho más la conducción en esa zona, por la posibilidad de que aparezca un animal". Pero esta dificultad es, al mismo tiempo, uno de los alicientes. "Realizar estos recorridos no significa ir a toda pastilla por la carretera, puesto que lo que prima es el paisaje, respirar como cambia la flora, no la velocidad", dice González. Estos caminos cuentan, además, con la ventaja del bajo coste de alojamientos, como son las casas rurales, y restaurantes. "Se come muy bien y por poco dinero", comenta González.

Una afición para compartir

Pero lo más importante a la hora de salir en moto es la compañía. "Por seguridad, las rutas no deben realizarse nunca solos", comenta González, que añade que la AMZ "nació como un punto de encuentro para que esa persona que sale sola pueda salir con más gente". Estas propuestas son tanto para "aquellos que cogen la moto muy de vez en cuando" como para los más expertos, pues "no se necesita una destreza extrema ni grandes velocidades, si no que se buscan paisajes y buen acompañamiento."