La ciudad de Lleida sobresale en medio de una extensa planicie. Pese a contar tan sólo con 137.000 habitantes, es el principal centro urbano de un amplio territorio, pero además destaca por una cualidad meramente física: la imponente silueta de la Seu Vella, la antigua catedral, elevada en un monte y que se distingue con claridad desde varios kilómetros de distancia. El río Segre es el otro elemento distintivo de la capital ilerdense, conformando con el viejo templo catedralicio la imagen más característica de la ciudad catalana.

La Seu Vella se alza sobre lo que fue una mezquita y junto al castillo musulmán de la Suda. Su construcción se inició a principios del siglo XIII y culminó en el año 1431, cuando se terminó el campanario. Esta torre y el claustro, ambos de estilo gótico, son dos de los puntos más interesantes del templo, que en 1707, tras la toma de Lleida por parte de Felipe V durante la Guerra de Sucesión, fue cerrado al culto y convertido en cuartel militar. Este uso castrense se mantuvo hasta 1948, un tiempo en el que el edificio padeció numerosos expolios y alteraciones en su fisonomía. A partir de entonces, sin embargo, comenzó un proceso de restauración que hace posible que a día de hoy la Seu Vella luzca como referente monumental e incluso identitario.

Entre la antigua catedral y el Segre, en un espacio estrecho pero muy alargado, se extiende el casco histórico de Lleida, en torno al eje principal que conforman las calles Sant Joan, Major y Sant Antoni. Aquí se encuentran edificios como La Paeria, nombre que recibe el Ayuntamiento de la ciudad y cuya fachada principal es románica, un estilo que también se puede ver en las iglesias de Sant Llorenç y Sant Martí, situadas en lo que en su día fueron los confines de la urbe. También se sitúan en este eje principal la Catedral Nova, el antiguo Hospital de Santa Maria (que alberga el Institut d'Estudis Ilerdencs, organismo de Cultura de la Diputación leridana) y la capilla del Peu del Romeu, dedicada al apóstol Santiago. Una de las fachadas de este último edificio da a la calle Cavallers, que comunica el centro con la Seu Vella. El alargado casco histórico leridano es también el principal espacio de vida social de la ciudad, con numerosos comercios, bares y restaurantes.

Llegar en tren a Lleida tiene el aliciente de ser recibido en una estación monumental, construida en la década de 1920. No obstante, para ir desde la provincia de Alicante la mejor opción es el coche. Desplazarse en vehículo privado, eso sí, da más opciones para que la visita a la ciudad sea el preámbulo de un recorrido por la provincia. La localidad de Balaguer, a unos 25 kilómetros y por la que discurre también el Segre, tiene una disposición urbana parecida a la del centro de la capital, con las casas reflejadas en las aguas del río. Por su parte, Cervera, que fue sede universitaria en los siglos XVIII y XIX, se encuentra a 55 kilómetros de Lleida en dirección a Barcelona. Las respectivas comarcas de las que son capitales, la Noguera y la Segarra, son profusas en pueblos fortificados y castillos.