La garantías de los Estudios Pixar, sin duda a la vanguardia del cine de animación digital y una vez más con la cobertura de Walt Disney, se cumplen con generosidad en esta entretenida y brillante aventura que nos traslada a las Tierras Altas de Escocia de la Edad Media de la mano de una joven princesa de enorme personalidad, Mérida, hija de los reyes Ferguss y Elinor, que desafió las tradiciones y costumbres de su pueblo en su deseo de demostrar que las mujeres eran mucho más que meras figuras decorativas en un entorno abiertamente machista.

No sólo se convertirá en una experta luchadora con la espada y el arco, sobre todo, sino que se opondrá abiertamente a una gala de pretendientes en la que ella se convierte en objeto de venta del mejor postor. Una historia que remite en su plano visual y estético a la cinta de Mel Gibson Braveheart y que tiene en el apartado de recursos técnicos soluciones realmente notorias que se compenetran de lleno con la vertiente sentimental y humana de los personajes, no exentos de un sentido del humor que recuerda la obra de los clásicos de dibujos de Disney.

Tres directores, nada menos, se han encargado de llevar las riendas del largometraje: Mark Andrews, que ha sido supervisor de historias de las películas Pixar-Disney; Brenda Chapman, realizadora del largometraje de animación El príncipe de Egipto y supervisora de historia de El Rey León, y Steve Purcell, guionista de la serie de videojuegosSam y Max. Con semejante equipo y toda la parafernalia Pixar- Disney es evidente que tenían a su alcance metas ambiciosas que no han desaprovechado. Lo mejor, con todo, de su trabajo es el retrato que se hace de Mérida, entre la joven rebelde y feminista y la heroína decidida a no seguir la reglas del juego sumisas de su condición de mujer.

Especialmente significativo es que luche contra un destino que en ningún caso tiene por qué considerar inexorable e inmutable. Mérida logrará labrar el suyo propio después de haber pasado por una terrible experiencia.