Cincuenta apasionados de la cocina se presentaron en los estudios de 'Masterchef' para hacerse con una de las 15 plazas para esta quinta edición. Y se la jugaron con un plato libre, elaborado en 45 minutos. La primera Elena, una policía nacional para la que la cocina es su vida. Una andaluza con mucho desparpajo que, después de retirarse con dos 'no', fue su novio Jason el que le dio la alegría del delantal blanco.

Isabel, la jefa de Protocolo de Esperanza Aguirre, ex modelo y bailarina de barra, se quedó a las puertas. Silene, una panadera brasileña, y el mongol Odkhuu, con historias de lucha parecida, también se ganaron sus oportunidades. Salva, un peluquero barcelonés, y Lorena, maquilladora de la misma ciudad, fueron otros dos agraciados.

El yerno del chef Kao Tze Chien, Nathan, se ha convertido desde ya en la gran obsesión de Jordi Cruz, que le ha jurado hacerle sudar de lo lindo las próximas semanas. José Luis, un agente inmobiliario de Orcasitas con novia abogada "ricachona", se emocionó al recibir el delantal de manos del chef catalán. Jordi, un delegado comercial, y José María, un banderillero gaditano gustaron y mucho al jurado. Ganaron las alcachofas con almejas de Edurne frente a las cocochas contemporáneas de su hijo, Daniel.

Paloma, una abogada madrileña, se separará de su novio sudafricano durante un tiempo para hacer realidad su sueño. Paula, psicóloga, encandiló a Samantha y a Pepe con su postre. Puede que la actitud y los ojos de Adrián, un camarero con el corazón roto, gustaran más que el souquet, pero cuenta con un enorme potencial como concursante. Laila, una modelo valenciana novia de un maestro coctelero, Jorge, un exfutbolista, y Miri, una bloguera de 23, con la que el deportista tiene una enorme química, se llevaron los últimos tres mandiles blancos. Al final fueron 16 delantales por obra y gracia de un jurado que todo lo puede.

Los 16 elegidos, a 10 grados bajo cero

Del casting a cocinar a menos de 10 grados de temperatura en el valle de Benasque. Con las casas y las pistas de Cerler como escenario, Jordi y José Luis fueron elegidos capitanes y seleccionaron a los dos equipos y los dos menús de montaña aragonesa, con pan payés, borrajas, pollo de corral y hojaldre de mantequilla para el postre como ingredientes principales. Cocinaron para 150 esquiadores jóvenes en 90 minutos sorteando el frío y la nieve. No fue fácil y menos cuando Jordi y Pepe decidieron cambiar a los equipos de cocina y se produjo el caos, más en el equipo azul que en el rojo.

Más de la mitad de los esquiadores se quedaron sin el plato principal, había poca borraja y mucha patata. El veredicto tenía muy mala pinta para ambos equipos : desastre, en el caso del equipo de Jordi, con especial atención en Nathan, que se desencajó al recibir comentarios duros de Pepe y Cruz. El jefe catalán no admitió de buen agrado las críticas y calificó las observaciones del jurado como el "mayor palo de su vida". El equipo rojo supo superar los obstáculos, cumplieron con todas las raciones y supieron trabajar en equipo, por lo que se ganaron vivir la tercera fase del programa en la galería del plató.

Primera expulsión e indisposición

El repostero Xano Saguer, el primer invitado, les puso como reto una tarta con nada más y nada menos que once capas. Y, en general, las cuatro propuestas eran de todo menos una tarta. Cocinaron por parejas, pero ninguno se puso de acuerdo ni siquiera para coger todos los ingredientes del supermercado de manera coordinada. Faltaron huevos, nata, azúcar... componentes indispensables para la prueba. Solo dos trabajaron con una buena base de bizcocho, un elemento indispensable en la estructura del postre, y todos olvidaron coger suficiente chocolate para realizar la cobertura final.

El reto demostró que en cuestión de dulces se tienen que poner las pilas. Suele ser la espada de Damocles de los concursantes, pero después de cinco ediciones el jurado no se anda con chiquitas. Más de uno sintió vergüenza a la hora de presentar su plato, a Nathan se le caían las lágrimas ante el desastre que preparó junto a Jordi. Lorena y Salva, con más humildad y las cabezas agachadas, tuvieron la oportunidad de hacerlo mejor. Edurne y Silene presentaron una tarta comestible, mientras que Miri y Odkhuu hicieron el postre más rico de la noche, aunque muy alejado del reto planteado por del maestro repostero. A Jordi la experiencia le duró muy poco. El catalán se convirtió en el primer expulsado, mientras a Nathan le sobrevino un malestar físico que obligó al equipo a sacarle de plató. Aunque fueron muchas las salidas de tiesto del jefe de sala, podemos decir en general que se lo tienen todos un poquito subido. Una curita de humildad y bajar a los pies a la tierra no les vendrá nada mal para el segundo pase.

Los 15 aspirantes se pondrán a prueba por segunda vez con un menú para la Orden Templaria elaborado con los mismos utensilios e ingredientes con los que se contaba en la época. Deberán darlo todo en la prueba de exteriores, porque el que no lo pase se enfrentará al reto planteado esta semana por Martín Berasategui.