Bulgaria, una de las cinco favoritas para ganar el festival Eurovisión 2017 de Kiev, estará en la gran final del próximo sábado tras su aplaudida actuación de hoy en la segunda semifinal del festival, dominada por vestuarios y puestas en escena en blanco y el negro.

El jovencísimo Kristian Kostov, a sus 17 años el benjamín en esta edición del concurso, era una apuesta segura para superar el corte de este jueves, y de hecho, su nombre fue el primero en ser anunciado por los presentadores cuando llegó la hora de conocer a los diez países que siguen adelante.

El búlgaro es quizás el único aspirante que podría desbancar a los dos grandes favoritos para coronarse el sábado: el italiano Francesco Gabanni, número uno según las casas de apuestas, y el portugués Salvador Sobral, toda una sensación que se ha ganado al público con una voz angelical y una mímica única.

Kostov tiene a sus espaldas a la numerosa comunidad rusa esparcida por toda Europa, y que a buen seguro le dará sus votos después de que las autoridades ucranianas vetaran la participación de la candidata de Rusia, Julia Samóylova, por haber actuado en un concierto en Crimea, anexionada por Rusia en 2014.

Kostov nació y vivió hasta hace muy poco en Moscú, y por si fuera poco, también actuó en Crimea después de su anexión, aunque según Ucrania -que sí le dejó entrar en el país- lo hizo antes de que se aprobara una ley que prohíbe expresamente viajar a la península sin autorización de Kiev.

Una gala en blanco y negro

Por lo demás, 'Beautiful mess' (Hermoso desastre) -destacada por los críticos tanto por su fuerza vocal como su puesta en escena- siguió este jueves la estética dominante de la gala, repleta de concursantes que parecen haberse conjurado para poner de moda los colores en los que sus abuelos veían la televisión.

El blanco y el negro, solos o combinados, fueron vestidos por 12 de los 18 concursantes que actuaron este jueves en el Centro Internacional de Exposiciones de Kiev.

Entre tanta sobriedad, el dúo rumano formado por Ilinca y Alex Florea se ganó con mérito el billete para la final con su fogoso 'Yodel It!', una de las actuaciones más alegres, vistosas y coloridas de la noche, con mucha química entre los dos y con el canto tirolés por medio.

Hungría acertó al traer a Eurovisión a un cantante de etnia gitana, Pápai Joci, que sigue adelante tras poner en escena una representación con raíces romaníes, aunque adaptada a un concurso que es, sin duda, un templo del pop.

El húngaro lo ha querido meter todo en la tortilla y ha incorporado incluso rap a su 'Origo', cantado en una mezcla de húngaro y romaní, todo un órdago al omnipresente inglés que ha sometido prácticamente a todos los participantes en el festival.

Tan sólo el grupo bielorruso Navi Band -vestidos, cómo no, de blanco- se atrevió con una canción en su propio idioma.

Le fue bien: su 'Historyja majho zyccias' (La historia de mi vida), con una puesta en escena en la que aparecen en una lancha a dos motores, la verán el sábado millones de telespectadores de todo el mundo.

El austríaco Nathan Trent, otro ganador de la semifinal, también se sacó un objeto al escenario, otra tendencia en esta edición de Eurovisión a la que también han recurrido Azerbaiyán e Irlanda.

Trent aparece sobre el escenario sentado en una luna menguante, sobre un fondo de nubes naranjas, con truenos y rayos, y él corriendo en el aire, como dice el título de su canción ('Running on the air').

Dinamarca, Holanda, Croacia, Noruega e Israel cierran la lista de los diez ganadores de esta segunda semifinal, de la que se cayó por sorpresa Estonia, que estaba entre las quince favoritas a ganar Eurovisión según las casas de apuestas.

También se quedaron fuera Macedonia, Malta, San Marino, Irlanda, Suiza, Lituania y Serbia.

La macedonia Jana Burceska, con una de las actuaciones más sensuales de la gala, ya nunca bailará sola (así se titulaba su canción de hoy, "Dance alone"): al acabar las actuaciones, su novio le pidió matrimonio en plena gala.

Lo hizo, eso sí, antes de que se supiera que los dos tendrán que hacer las maletas y marcharse de Kiev, aunque seguro que ahora tienen con qué entretenerse.

La 1 de Televisión Española emitirá el próximo sábado la gala final del certamen a partir de las 21.00 hora penisnular de España.

El candidato español, Manel Navarro, tiene pocas posibilidades de quedar entre los diez primeros, al menos según las apuestas, pero como dijo este jueves en una entrevista, "en Eurovisión puede pasar cualquier cosa".