Nacida en inglaterra pero de alcance internacional Black Mirror está considerada la serie más impactante del momento. No por la espectacularidad de su envoltorio, ni por el brillo de su cartel sino sobre todo por la profundidad de sus argumentos, tan certeros al retratar la miseria humana.

La primera tanda, de tres telefilmes, incluía un relato en el que un secuestrador obligaba al primer ministro británico a humillarse practicando zoofilia ante la televisión, para salvar la vida de una miembro de la realeza, lo que hizo correr ríos de tinta.

Otro de aquellos relatos será llevado al cine en breve, producido por Robert Downey Jr. La segunda temporada, que también está compuesta por tres entregas, trata de una joven que contacta con su fallecido novio a través de una inquietante red social; un humorista que opta a las elecciones, y una mujer con amnesia acosada por desconocidos.

La legión de seguidores de su creador, Charlie Brooker, fabulador de cómics y periodista, valora su habilidad para introducir elementos fantásticos en ámbitos convencionales para trasgredir lo establecido y hacer reflexionar al espectador.