Todavía con la resaca de los Emmy, esta semana en el blog vamos a hablar de otra de las series triunfadoras de la noche, al margen de Juego de Tronos. American Crime Story (ACS) fue la merecida ganadora en la categoría de las miniseries, colocándose en ese podium que ocupan otros títulos similares como Fargo y True Detective, y que ya son clásicos de la televisión contemporánea.

American Crime Story (no confundir con American Crime a secas) viene a ser un spin off de American Horror Story (AHS), en donde cada temporada se nos cuenta una historia distinta, con personajes distintos, pero con los mismos actores. La gran diferencia entre una y otra no está sólo en que una es de terror y la otra es de género policiaco, sino que ACS se inspira en casos reales de la reciente historia norteamericana. Para la primera temporada, su creador Ryan Murphy ha decidido contarnos el proceso contra el astro del deporte y actor O. J. Simpson por el asesinato de su ex esposa y el de su amante. Inexplicablemente no podremos ver ACS en España hasta el 2017, a pesar de que en Estados Unidos el primer episodio se emitió en febrero y hace meses que acabó.

Ryan Murphy se ha puesto serio en esta ocasión y se aleja de los excesos y manierismos a los que nos tiene acostumbrados en otras de sus producciones, como pueden ser Glee, la propia AHS o Scream Queens. ACS es una reconstrucción minuciosa del proceso que tuvo en vilo a todo el país y que dio una nueva dimension a lo que se viene conociendo como circo mediático. Fue uno de los gérmenes de la futura telerrealidad. Los norteamericanos no sólo pudieron ver en directo el juicio. También el momento de la detención de O. J. había sido televisado antes desde helicópteros que seguían por la autopista a la furgoneta del fugitivo. Todo aquel que tuviera relación con el caso, aunque fuera de manera tangencial, se convertía automáticamente en una celebridad. ¿Les suena el nombre de las hermanas Kardassian, no? Pues su padre era uno de los abogados de O. J., además de uno de sus mejores amigos.

Cuando en los créditos finales del último episodio se nos va diciendo qué fue de cada uno de los personajes, nos cuentan que el único de todos ellos que no ha escrito un libro para contar su visión del proceso ha sido el juez. La serie nos da todos los puntos de vista de los implicados en el llamado Juicio del Siglo. Del acusado, su familia. sus abogados, el equipo de fiscales, el juez, los miembros del jurado, la gente de la calle... En poco menos de diez horas condensa los meses que duró la vista pública.

El director tenía material de sobra para reconstruir todos los hechos, además con la perspectiva que da el paso del tiempo. Hace más de veinte años que ocurrió todo y Murphy se moja, tomando claramente partido por una investigación que tenía totalmente dividida a la opinión pública. Con esta temporada, ha querido rendir tributo tanto a la pareja asesinada, cuyo ejecutor nunca fue condenado, así como a la fiscal del caso, Marcia Clark, interpretada por Sarah Paulson, actriz habitual en el reparto de las obras del realizador televisivo. En unos momentos en que los disturbios raciales están a la orden del día en Estados Unidos por las constantes muertes de ciudadanos de color a manos de las fuerzas de la Ley, Murphy se posiciona a la hora de decir que la imputación de O. J. Simpson no fue un montaje policial a causa del color de su piel y que el jurado popular se dejó manipular por el implacable equipo de abogados de la estrella mediática. Los ánimos en la comunidad negra estaban a flor de piel por la absolución de los policías que apalearon a Rodney King y la ciudad de Los Ángeles era un polvorín. Un crimen de violencia machista quedó impune por cuestiones totalmente ajenas al proceso. A estas alturas, ¿es un spoiler decir cuál fue el veredicto del jurado en el caso O. J. Simpson?

El hallazgo de restos de sangre de las dos víctimas mezcladas con la del acusado es una prueba más que suficiente para una condena en cualquier tribunal del mundo. La estrategia de la defensa ante dicha evidencia fue la de tratar de manchar la reputación de los policías del caso, insinuando que manipularon la escena para incriminar a O. J. Simpson porque era negro y no soportaban su relación con una mujer blanca. Mientras el juicio se centraba en cuestiones raciales y todos tenían especial cuidado en no herir la sensibilidad de gente de raza negra, algunos entraban sin pudor y con total impunidad en el terreno de la misoginia y el machismo.

En la prensa, las referencias a la fiscal se limitaban a burlarse de su peinado, o a poner en duda sus cualidades como madre. Un tabloide llegó a comprar antiguas fotos de la acusadora en top less en la playa. La fiscal fue ridiculizada en su día por su condición de mujer, con comentarios y descalificaciones hirientes, pero hoy se ha convertido en un icono feminista, que trató de luchar contra un brutal crimen de violencia machista que quedó impune. Sarah Paulson cuando recogió el Emmy a la mejor actriz por su interpretación de Marcia Clark pidió disculpas públicas a la ex acusadora por el trato que recibió en su día, Clark también estaba presente en la gala y, desde su retirada de la Fiscalía, se ha convertida en celebridad televisiva. En la foto, ambas aparecen juntas en uno de los momentos más destacados de la noche.

Interpretando al equipo de abogados de O. J. Simpson tenemos a John Travolta. que también es productor de la serie, que está caracterizado como Robert Shapiro, defensor de estrellas y celebridades; a David Schwimmer (el Ross de Friends que estaba desaparecido del mapa desde que acabó la telecomedia) como Robert Kardassian, quien a lo largo del proceso irá comprendiendo que realmente su amigo es culpable del doble asesinato; y Courtney B. Vance encarna a Johnnie Cochcran, un activista defensor de ciudadanos negros víctimas de abusos policiales, que poco a poco fue asumiendo el papel protagonista en la defensa, enfrentándose con sus compañeros letrados por el uso de la cuestión racial. Todos ellos están acostumbrados a la fama y se mueven con naturalidad ante los focos y las cámaras, cualidades de las que su rival en la Fiscalía no sabe nada y cree que sólo con la verdad va a condenar al culpable.

A Cuba Goodwing Jr le corresponde la interpretación de O. J. Simpson, a quien Murphy ridiculiza sin piedad. Inestable, cobarde y que haría cualquier cosa por librarse de lo que ha hecho. Otras sorpresas que nos depara el reparto es la presencia del veterano Nathan Lane, que encarna a uno de los abogados de ética más cuestionable del equipo de la defensa; la ex ángel de Charlie Cheryl Ladd, que tiene un pequeño papel como la esposa de Shappiro; y Malcolm Jamal Warner, quien fuera hijo en la ficción de otra estrella de color caída en desgracia, Bill Cosby, y que aquí interpreta a otro de los íntimos amigos de O. J.

La segunda temporada de ACS está garantizada. Muchos de los actores que han estado en los primeros episodios repetirán el próximo año interpretando papeles diferentes. Murphy ha anunciado que el tema de los próximos capítulos estará centrado en los efectos del huracán Katrina en Nueva Orleans, algo que ya hemos visto en otro clásico de la televisión moderna, Treme. Aunque pueda parecer que no tiene nada que ver con procesos policíacos, Murphy ya ha explicado que lo que ocurrió en esa ciudad después del huracán fue un crimen. Así que he ahí la conexión. Desde estas líneas me atrevo a anticipar que la segunda temporada de ACS será también un homenaje a las víctimas, donde la cuestión racial estará nuevamente muy presente.