Si el grafiti abandona la calle y se cuela en una casa, ¿sigue siendo grafiti?, y si el retrato huye de su estricto marco para conquistar los espacios públicos, ¿sigue siendo retrato? Dar respuesta a ambas preguntas es el objetivo del nuevo trabajo de Salvador Gómez, un artista de pincel y plantillas.

Tras su paso hace ya unos años por Estados Unidos, desde donde le siguen encargando trabajos, Gómez (Alicante, 1960) ultima estos días su nueva muestra, una fusión plástica y de concepto que abrirá sus puertas el 17 de agosto en el Centro Cultural Las Cigarreras.

Amigo del grafiti, pero muy crítico con la idea de "manchar por manchar", según señaló en una entrevista, Gómez ha decidido introducir este arte callejero entre cuatro paredes y fusionarlo con el retrato -su gran devoción, y viceversa, es decir, sacar este último a la calle, "grafitearlo y añadirle un toque pop".

"La técnica callejera me permite hacer cosas nuevas y ofrecer un lenguaje nuevo a un arte, el del retrato", manifestó Gómez, algunos de cuyos trabajos se pueden ver en varios rincones de la ciudad de Alicante y por los que en alguna ocasión ha tenido que dar explicaciones a la Policía Local.

Sin embargo, asevera que no es grafitero y que incluso "ataca" a quienes "manchan, destruyen o ensucian" los espacios urbanos.

El trabajo artístico y conceptual de su última etapa, marcada por la exploración urbana en la búsqueda de una nueva contemporaneidad, se expondrá en Las Cigarreras para deleite de quienes aman el arte y opinan que una gota de pintura no es una mancha sino el principio de algo.

"Es una evolución, un estilo más depurado", sostiene este artista alicantino, cuyas obras se han expuesto en territorio nacional, empezando por la calle, y en Estados Unidos.

El artista alicantino expuso su obra hace unos meses en la Mark Gallery, en New Jersey.