Justo antes de que baje el telón, cuando los actores llevan en sus manos maletas y bolsos con sus pertenencias, convertidos en personas de carne y hueso que aguadan la llegada de la esperanza en forma de barcos que nunca atracaron en puerto, el escenario real lo tendrán a menos de un kilómetro. Por eso, la emoción de representar El laberinto mágico en Alicante es doble. Supone la vuelta del Centro Dramático Nacional a esta ciudad con una producción propia después de casi 30 años y también llevar a escena uno de los episodios más tristes de la Guerra Civil, cuando los republicanos esperaban en el puerto de Alicante a que algunos barcos vinieran a buscarlos para llevarlos al exilio.

Hoy y mañana este montaje, basado en las novelas que Max Aub reunió bajo el título común de El laberinto mágico, con dramaturgia de José Ramón Fernández y dirigido por Ernesto Caballero, se pone en escena en el Teatro Principal con los sentimientos a flor de piel. Será la primera parada de una gira que llevará al CDN después a Valencia y Barcelona, para recorrer las tres ciudades decisivas en la antología de Aub, y más tarde a Moscú.

«Para nosotros es un honor y es muy emocionante estar en Alicante porque la escena final, con la gente esperando esos barcos que no llegan, es crucial en la obra», asegura Caballero. «Alicante es una ciudad mítica en este proceso y por eso estamos viviendo un sueño hecho realidad».

El montaje nació del laboratorio Rivas Cherif, como una investigación conjunta durante un año del equipo complejo del CDN y el dramaturgo José Ramón Fernández para ver las posibilidades de llevar a escena los textos de Aub. Y parece que acertaron porque este montaje ha sido galardonado con los premios a Mejor Espectáculo, Mejor Actor Protagonista (Paco Ochoa), Mejor Actor Secundario (Alfonso Torregrosa) y Mejor Actor Revelación (Borja Luna) en los Academy Awards de The Central Academy of Drama de China; también con dos Max, a la Mejor Versión de Obra Teatral (José Ramón Fernández) y Mejor Actor de Reparto (Paco Ochoa), y con el Premio Valle-Inclán para su director, Ernesto Caballero.

«El proyecto era muy ambicioso porque es la visión de los perdedores la que retrata Max Aub, descrito con una modernidad pasmosa. Escribe desde el exilio sin ningún tipo de resentimiento, con el tema de la lealtad y la traición». Para el director, este relato «rezuma autenticidad, verdad y honestidad».

José Ramón Fernández destaca la increíble calidad literaria de los textos de Max Aub y que «esta historia que contamos si le ponemos otros nombres y otras localizaciones geográficas es Alepo, todo lo que cuenta podría escribirlo ahora un autor que haya vivido la guerra de Siria».

Para Paco Ochoa existía el riesgo de dejarse arrastrar por el sentimentalismo «y caer en planteamientos simplistas», algo que no ocurrió. «Max Aub cuando vuelve en el 69 a Barcelona se sintió abatido por la segunda victoria. La primera fue la del bando nacional y la segunda fue la victoria de la desmemoria».

«Para nosotros es estar en el lugar de la tragedia y es una gran emoción», afirma la actriz Pepa Zaragoza. «Lo bueno de Max Aub es que hace un mosaico de la guerra a través de los personajes que lo vivieron, es una revisión de la memoria histórica y poderlo contar aquí es un regalo». Por eso, «vamos a llegar con un nudo en la garganta al final en Alicante y va a ser como un homenaje a los que no tuvieron la suerte de embarcar».

Que El laberinto mágico haya llegado a Alicante no ha sido fácil, «pero hemos hecho un gran esfuerzo, justo y necesario», apunta Caballero que el lunes recibirá en el Principal un Premio José Estruch, nombre del que fue su maestro. «Alicante es una ciudad de gran inquietud teatral a pesar de los pesares. El CDN tiene como compromiso preservar y difundir el patrimonio contemporáneo español y Alicante lo lleva haciendo desde hace mucho tiempo».