Todo apoyo ha sido poco en una época en la que las ONG han redoblado esfuerzos para atender el aumento de la demanda de alimentos y de todo tipo de ayuda por parte de quienes se han quedado sin ingresos y por primera vez recurren a estas entidades para poder comer.

El Banco de Alimentos, que da de comer a 50.000 personas en la provincia, tantas como en la crisis de 2012; Cáritas, que ha cuadruplicado sus asistencias hasta llegar a 32.000 alicantinos con alimentos y pago de recibos; y Cruz Roja, que ha atendido a más de 200.000 ciudadanos, el doble que en 2019, con nuevos perfiles como trabajadores de la hostelería y el turismo que se vieron de repente sin ingresos, han tenido durante la pandemia un papel brillantísimo y muy importante, como era de esperar de entidades ya reconocidas en su labor por INFORMACIÓN. A ellas se han sumado en la emergencia social y sanitaria otras como Alicante Gastronómica Solidaria, que lleva 220.000 menús preparados desde el primer estado de alarma para que personas sin recursos tengan platos calientes, y DYA de Elche, volcada en la atención a los sintecho.

«Cuando trabajamos todos a una los resultados son excepcionales»

CARLOS BAÑO - ALICANTE GASTRONÓMICA

La feria Alicante Gastronómica, que se iba a celebrar en marzo, se tuvo que cancelar con uno de los pabellones montados. «Nos confinaron en casa pero queríamos ser útiles a la sociedad. Nos coordinamos con el sector agroalimentario y los cocineros para elaborar menús que necesitaban las personas desfavorecidas y pedimos permiso a la Diputación para destinar una cantidad a la iniciativa», explica Carlos Baño, coordinador de Alicante Gastronómica y vicepresidente de la Cámara de Comercio. Para elaborar los menús solidarios necesitaban unas instalaciones porque las de la feria estaban cerradas y pidieron a la Generalitat la cesión del uso del Centro de Desarrollo Turístico de Alicante (CDT), donde la primera semana elaboraron 1.000 menús, «los que demandaban asociaciones con las que colaboramos desde el primer día como Cruz Roja y Cáritas». Semanas más tarde extendieron su labor a la provincia a través de los CDT de Benidorm y Torrevieja y de la Escuela de Hostelería de Elche, lo que complicó la logística. Hasta agosto no pararon un solo día. Con la vuelta a las clases en los CDT, en septiembre, se quedaron sin cocinas. Alicante Gastronómica pidió al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, las instalaciones de Ciudad de la Luz y montó toda la infraestructura para seguir preparando menús calientes, ahora para personas sin techo, a la vez que desarrollan un plan de empleo juvenil. Más de 800 voluntarios han pasado por sus cocinas y han contado con 350 empresas colaboradoras.

«Nadie estaba preparado para esto. Hemos puesto nuestro granito de arena»

ANTONIO TARÍ - DYA DE ELCHE

«Esto habría sido imposible sin la implicación de voluntarios, empresas y la colaboración público-privada. Cuando nos ponemos a trabajar todos a una los resultados son excepcionales», señala el coordinador de esta asociación, que es merecedora del «Importante». Como DYA Elche. Sus voluntarios se volcaron en hacer la compra y llevar los medicamentos a casa a personas que no podían salir, sobre todo mayores, y montaron el albergue El Toscar, donde atendieron a 230 personas sin hogar, no solo con alimento y alojamiento, también «pagándoles billetes para que pudieran volver con algún familiar, buscándoles trabajo en el campo y alquilándoles pisos compartidos», explica su portavoz, Antonio Tarí, que pone en valor la colaboración con asociaciones como Cáritas y Cruz Roja, bajo la coordinación de los servicios sociales municipales, «hemos ido todos a una y eso ayuda para llegar a mucha más gente». En Elche montaron un banco de alimentos municipal que preparaba y servía semanalmente unos 120 lotes a familias, «lo que fue primordial para que la gente no pasara hambre». La entidad coordinó con el Ayuntamiento de Alicante el albergue para sin techo en el pabellón de Babel. «Estamos encantados con este reconocimiento en unos tiempos muy complicados con todos los voluntarios al pie del cañón».