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Dos centenares de argelinos se quedan en tierra por falta de billetes para el ferry

Momentos de tensión en la reapertura de la línea con Argelia tras el covid obligan a intervenir a los antidisturbios y a desalojar la terminal al final de la jornada - Quejas porque no hubiera pasajes a la venta «cuando se han estado adquiriendo online desde Marsella»

Altercados en Alicante en la salida del ferry hacia Orán

Altercados en Alicante en la salida del ferry hacia Orán

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Altercados en Alicante en la salida del ferry hacia Orán P. Cerrada

El acceso a la terminal del ferry de Alicante a Argelia registró ayer momentos de tensión por la incertidumbre y el fundado temor de más de dos centenares de argelinos a quedarse sin billete para poder viajar a su país en el primer barco que zarpaba desde el puerto alicantino 19 meses después de suspenderse la ruta por el covid.

La espera de cinco días de muchos argelinos que aguardaron en sus coches la apertura de la terminal no les sirvió de nada. Todos confiaban en que iban a poder comprar un pasaje a primera hora de la mañana de ayer, pero no fue así porque la mayoría de los que llegaron ayer de Argelia tenía billete de regreso el mismo día. Y los hubo que se presentaron con boletos adquiridos antes del estado de alarma, que fueron validados.

Un vigilante de seguridad de la terminal intenta contener la primera estampida de la mañana. | RAFA ARJONES

El buque «El Dajazair II», que tenía prevista su llegada a las ocho, llegó con tres horas de retraso y la impaciencia de decenas de personas agolpadas junto a la barrera de acceso al aparcamiento de la terminal provocó una estampida. En ese momento solo había dos vigilantes de seguridad privada, que bastante hicieron por calmar los ánimos de decenas de personas desesperadas por viajar a su país para reencontrarse con sus familiares después de tanto tiempo. Los guardas se vieron desbordados cuando salieron a la carrera los potenciales viajeros, que se agolparon a la puerta de la terminal, donde fueron llegando más vigilantes y agentes de la Policía Nacional para contener a más de dos centenares de personas que querían entrar para comprar un billete con el que viajar a Orán.

Los momentos de tensión se reprodujeron poco después cuando la Policía trató de poner orden para que despejaran el acceso a la terminal, que una vez que se cerraron las taquillas tuvo que ser desalojada, y se colocaran en fila. Lo consiguieron pero las quejas eran continuas. «Esto es una humillación», afirmaba uno de ellos. Mohamed Amine, un profesor universitario que pretendía regresar a su país, denunció que «no tiene sentido que no vendan billetes y estemos bloqueados en Alicante, cuando en Marsella han estado vendiendo pasajes para este barco». Una afirmación que corroboraron otros pasajeros y sobre la que la consignataria solo acertó a apuntar que «la mayoría de las compras han sido por internet».

A escasos metros de la cola de quienes no tenían boletos, cerca de medio centenar de argelinos esperaban para entrar a la terminal a sacar la tarjeta de embarque. Muchos obtuvieron el pasaje gracias a familiares residentes en Marsella y otros aseguraron que lo compraron «a través de internet». Sin embargo, otros criticaron que «no funciona la compra por internet, es imposible, ni siquiera para el barco de la próxima semana».

El enfado de los que temían quedarse en tierra ante las escasas posibilidades de poder embarcar era mayor en el caso de los que ya se habían gastado hasta 150 euros por obtener de forma rápida la PCR preceptiva para poder viajar.

Al margen de los ciudadanos argelinos cabreados por su caótica situación tras varios días de espera a la intemperie, había otros con rostros de alegría. Uno de ellos era Azim, un joven argelino que vive en el barrio alicantino de San Gabriel y aguardaba con ansias la llegada del buque de Orán. «Llevo tres años sin ver a mi familia y vienen mis padres y mi hermana a pasar una semana de vacaciones en Alicante», indicó el joven.

Una mujer camina hacia la terminal con un cordón policial, con los que esperaban a embarcar al fondo. | RAFA ARJONES

El director de Terminales Marítimas del Sureste (TMS), Jesús Aznar, señaló que la capacidad del buque que llegó de Orán es de 1.290 pasajeros pero venía con unas 821 personas. Sobre la falta de billetes indicó que muchos de los pasajeros eran personas que los tenían comprados y se los anularon por la pandemia, por lo que han tenido prioridad para canjearlos para este primer enlace después de 19 meses. Aznar destacó la importancia de esta línea marítima para Alicante, ya que «genera mucha actividad económica en la ciudad y cada pasajero realiza sus gastos antes de regresar».

Un aspecto que también destacó el responsable de la consignataria, desde donde se indicó que todos los pasajeros que llegaron venían con la PCR reglamentaria de menos de 48 horas y que por parte de la Autoridad Portuaria se proporcionó apoyo sanitario y lectores de QR que facilitaron el desembarque.

La reapertura del tráfico marítimo con Argelia se comunicó hace apenas diez días a la consignataria, que no esperaba que se fuera a registrar tal volumen de pasajeros ni que la lluvia fuera a complicar tanto la jornada. Decenas de argelinos, entre los que había personas mayores y niños, aguardaron bajo la lluvia durante horas hasta que se le permitió acceder a la terminal para guarecerse.

Representantes consulares de Argelia se personaron en la terminal sin que este medio haya podido confirmar si habrían trasladado a su Gobierno la conveniencia de fletar otro ferry a principios de esta semana para dar salida a todas las personas que llevan días esperando, lo que desde la consignataria se ve como algo conveniente visto en nivel de demanda.

El ferry partió de regreso a Orán al filo de las 22.30 horas con 801 pasajeros cuando su capacidad es de 1.290. La consignataria atribuyó al cumplimiento de los horarios y a la lentitud del embarque por las medidas anti covid el que no hubieran podido viajar más personas «de haber cumplido con la medidas sanitarias, claro», precisó.

Un momento del desalojo, anoche, de la terminal del ferry. | ALEX DOMÍNGUEZ

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